El casoplón de Solo en casa está a la venta (otra vez) y confirma que los padres de Kevin estaban forrados

Hay muchas localizaciones icónicas en el cine y la televisión: el hotel de John Wick, el ayuntamiento de Hill Valley en Regreso al futuro, la mansión de El príncipe de Bel-Air o la estación de bomberos de Cazafantasmas. No obstante, hay pocas localizaciones que hayan dado tanto juego como la casa de los McCallister en Solo en casa.

El casoplón donde vive Kevin y el hecho de que la familia se pegase un señor viaje a París en plan manada siempre ha sido motivo de especulación desde que la primera película de la saga vio la luz en 1990.

La casa ha recibido especial atención. Ubicada al norte de Chicago, en Winnetka, concretamente en el 671 de Lincoln Ave, con 9 habitaciones y 6 baños, dejaba claro que los McCallister  no tenían problemas de efectivo, lo que los convirtió en el objetivo perfecto de los Bandidos Mojados —posteriormente los Cacos Pegajosos—.

La casa ha estado en venta varias veces y, de hecho, esta es una de ellas, ya que Zillow cuenta en su catálogo con este casoplón que es historia del cine navideño por excelencia.

Vive en un trozo de cine por un "módico" precio

Si te sobran 5.250.000 dólares, puedes hacer una ofertilla y conseguir una casa en Chicago para pasar la Navidad. Las fotos que muestra la ficha de la mansión de Solo en casa muestran el edificio por dentro muy diferente a cómo lo recordamos.

En parte se debe a que muchas escenas de interior no se filmaron allí, sino en un colegio cercano, y también a que han pasado 34 años desde el rodaje y varios dueños. Pero elementos como las escaleras, la puerta o la encimera de la cocina siguen evocando ese mito del cine navideño que seguimos revisitando cada mes de diciembre.

Solo en casa se convirtió en clásico navideño de forma instantánea y, más de tres décadas y media después, sigue siéndolo y levantando pasiones entre los fans de todo el mundo.

Eso sí, recuerda que vivir en una casa de película puede parecer un sueño, pero fácilmente se convierte en pesadilla, con gente en la puerta todo el día sacando fotos, como les pasó a antiguos propietarios de la mansión de Solo en casa o a los de la residencia de los Dursley en Harry Potter.