Keanu Reeves recortó en dos ocasiones su salario para poder trabajar con sendas leyendas de Hollywood

Que Keanu Reeves es un trozo de pan que se ha ganado el cariño de los fans, sus compañeros y de casi todo el mundo, no es algo que nos sorprenda a estas alturas, ¿verdad? El actor se caracteriza por su carácter accesible y humilde, rasgo poco habitual en una industria como la cinematográfica, donde los egos inflados están a la orden del día.

Esta forma de ser no es algo que venga de hace unos años y, en los noventa, con su carrera en pleno despegue sin vuelta atrás, pero sin que aún hubiese dado el pelotazo con Matrix, Keanu Reeves ya demostraba que es una de las personas que están en el mundo para sumar, no restar.

En 1997, el actor protagonizó el drama legal Pactar con el diablo junto a Al Pacino, que estaba en la cima de su carrera en aquellos momentos. Pero contar con él no fue nada fácil, pues exigía un salario que el estudio no podía asumir en ese momento, por lo que comenzaron a buscar otros candidatos.

Keanu Reeves tenía tantas ganas de trabajar con Al Pacino que, según informó The Wall Street Journal, renunció a dos millones de dólares de su salario para que los sumasen al cheque que recibiría la estrella.

El dinero no es lo más importante para Keanu Reeves

Pero Pactar con el diablo no fue la única vez que Keanu Reeves renunció a su salario. En Equipo a la fuerza, hizo lo propio para que la película pudiese contar con Gene Hackman, que también tuvo grandes exigencias económicas, tal y como recoge Collider.

Tras el éxito de Matrix, Keanu Reeves renunció a buena parte de su prima para llevar a cabo las dos primeras secuelas, solo para que el dinero se destinase a los equipos técnicos y de efectos especiales que, según él, fueron quienes hicieron posible la rompedora saga de ciencia ficción.

El carácter desinteresado de Keanu Reeves por todo lo material es toda una virtud que, con frecuencia, redunda en beneficio de quienes trabajan con él.

La leyenda de Keanu Reeves como una de las mejores personas del mundo no se ha forjado en un día y continúa aumentando con cada vez que el actor, sencillamente, es él mismo.

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