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La película que aterrorizó al propio Stephen King

Stephen King
Foto del redactor David Hernández

Redactor Colaborador

El momento puntual de la adolescencia de Stephen King que tiene que ver con la Unión Soviética y una película, y todo sucedió en un cine.

Stephen King es sinónimo de misterio, de terror, de fenómenos paranormales y también de éxito, y no obstante, muchas de sus novelas que posteriormente se han adaptado a la gran pantalla proceden de experiencias que vivió durante su juventud.

Durante más de medio siglo, Stephen King es sinónimo de misterio y terror, con historias totalmente escalofriantes, pero hubo una experiencia en su adolescencia que le marcó de por vida.

Cuando se estrenó la película Earth vs. the Flying Saucers a principios de 1956, Stephen King tenía solo ocho años, pero no vio la película hasta un año y medio después en los cines.

Pero cuando vio esta película, no solo quedó impresionado, sino también totalmente aterrado y deprimido por una razón en particular que pasó en ese cine.

Tal como señaló el propio Stephen King en una entrevista: “es una película que ciertamente jamás olvidaré”.

"La película era bastante estándar, sobre una invasión de la Tierra por esta raza mortal de extraterrestres de un planeta moribundo. Pero hacia el final, justo cuando estaba llegando a la parte buena, con Washington en llamas y la batalla interestelar final a punto de iniciarse, la pantalla de repente se apagó".

Así que la narrativa de la película fue interrumpida por la amenaza invasora de la Unión Soviética en aquella época de la Guerra Fría.

La película se detuvo por completo, informando el director del cine que los rusos habían lanzado el satélite Sputnik a la atmósfera terrestre, y eso era visto como una gran amenaza por los ciudadanos estadounidenses de la época.

"Inmediatamente establecí la conexión entre la película que estábamos viendo y el hecho de que los rusos tenían un satélite espacial dando vueltas en el cielo, cargado, por lo que yo sabía, con bombas H para llover sobre nuestras desprevenidas cabezas. Y en ese momento, los temores del horror ficticio se cruzaron vívidamente con la realidad de un potencial holocausto nuclear; una transición de la fantasía al mundo real de repente se volvió mucho más siniestra y amenazante”.

De esta forma, un acontecimiento de la vida real, muy importante de la época, junto a la edad todavía joven de Stephen King en aquel momento y la atmósfera que le había sumergido ya la película, le provocó que, durante bastantes horas, quedará totalmente asustado sintiéndose “solo y deprimido”.

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