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Meryl Streep desvela su personaje más odiado, que incluso le hacía sentir “miserable”, pero todo el mundo lo adora

El diablo viste de Prada (2006) - Miranda Priestly (Meryl Streep)
Foto del redactor María Bescós

Redactora colaboradora

La actriz Meryl Streep fue nominada a los Óscar y ganó un Globo de Oro gracias a una interpretación que aún a día de hoy recuerda con horror: “Estaba muy deprimida”.

Meryl Streep es una actriz icónica que se ha puesto en la piel de personajes tan memorables de la historia del cine como: Francesca Johnson en Los puentes de Madison (1995), Donna Sheridan en Mamma Mia! (2008), o Karen Blixen en Memorias de África (1985). 

Pero hay uno al que el público le tiene especial cariño: el de Miranda Priestly, la editora jefe de Runway en la comedia dramática de David Frankel El diablo viste de Prada (2006), basada en la novela homónima de Lauren Weisberger, que le valió una nominación a los premios Óscar de 2007 y que le hizo ganar su cuarto Globo de Oro.

 

Miranda Priestly era un personaje frío, que se alejaba de otros roles anteriores en la carrera de Meryl Streep. Se inspiraba en una figura real, la de Anna Wintour, directora de la revista Vogue de Estados Unidos desde el año 1988.

En El diablo viste de Prada, Meryl Streep compartía pantalla con Anne Hathaway, que daba vida a la recién graduada Andrea Sachs que pasaba a formar parte de la revista, y con Emily Blunt, en el papel de Emily Charlton, la asistente principal de la protagonista. 

Meryl Streep odia a su personaje de El diablo viste de Prada

Pese al éxito la editora de Runway entre la audiencia, la actriz de Mamma Mia! recordó con horror en una entrevista con Entertainment Weekly de 2021 su experiencia interpretando a Miranda Priestly, en gran medida por haber seguido una actuación del Método durante el rodaje de la película, que implicaba una fuerte conexión emocional con el personaje al que daba vida.

“¡Fue horrible! Me sentía miserable en mi caravana", aseguró Meryl Streep. "Podía oírlos a todo el mundo moviéndose y riéndose. Estaba muy deprimida. Me dije: "¡Bueno, es el precio que hay que pagar por ser jefa!" Fue la última vez que intenté algo del Método”.

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