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Steven Spielberg cogió un avión para echar la bronca durante 15 minutos al director de Twister y luego volver: "Ni tocó el suelo"

Steven Spielberg - Twister
Foto del redactor Javier CazallasFoto del redactor Javier Cazallas

Un conflicto en el set de rodaje llevó a Steven Spielberg a tomar un avión solo para abroncar en persona a Jan De Bont.

El estreno en cines de Twisters ha hecho resurgir muchas de las anécdotas de la película original, estrenada hace casi tres décadas. Si bien esta secuela es "independiente" del filme de Jan De Bont de 1996, es heredera espiritual de la misma.

Ambas películas tienen varios elementos en común, incluyendo a Steven Spielberg en el puesto de productor ejecutivo a través de Amblin Entertainment.

Spielberg fue en parte responsable de que Twister recibiera luz verde hace tres décadas y, por tanto, tenía un interés especial en que la película saliese bien, por lo que hacía un seguimiento del rodaje a distancia.

Esto llevaría al legendario director a tomar cartas en el asunto cuando un conflicto en el rodaje de Twister desató un éxodo masivo de personal en varios departamentos.

Steven Spielberg mantiene el estilo Hollywood hasta para echar la bronca

Mientras Twister filmaba unas escenas en una zanja, Jan De Bont empujó a un ayudante de cámara y lo hizo caer dentro de dicha zanja. El director no se disculpó, a pesar de que se le pidió por parte de varios miembros del equipo que lo hiciera.

La situación se desmadró y los departamentos de fotografía, sonido y vestuario se declararon en rebeldía y abandonaron el set de rodaje de Twister.

Tal y como recuerda el coordinador de especialistas de la película, Mic Rodgers, en una charla con Independent, Steven Spielberg tomó un avión privado e hizo que Jan De Bont lo esperase a pie de pista. El cineasta le estuvo gritando durante unos 15 minutos desde la escalerilla del jet, sin llegar a tocar tierra, y luego regresó al avión y se marchó.

A pesar de los conflictos del rodaje, Twister llegó a buen puerto y se convirtió en la segunda película más taquillera de 1996, con 495,7 millones de dólares de recaudación. La jugada salió bien, aunque Steven Spielberg tuviese que darse un viajecito solo para 15 minutos de reprimenda.

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