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Análisis histórico de Gladiator II: un periodo convulso para gobernar Roma

Gladiator II (2024)
Foto del redactor Javier CazallasFoto del redactor Javier Cazallas

Puede que Gladiator II transcurra lustros después de la película original, pero hay cosas que no han cambiado en Roma.

Al final de Gladiator, cuando Máximo Décimo Meridio (Russell Crowe) termina con la vida —y el gobierno— de Cómodo (Joaquin Phoenix), la película de Ridley Scott nos despide con un ambiente de esperanza, como si el sacrificio del antiguo general convertido en gladiador fuese la chispa que hiciera resurgir la antigua gloria romana.

Cualquiera que no controlase lo suficiente de ese periodo histórico podía salir del cine pensando: "Bien, ahora Roma volverá a ser una república, por eso ha dado su vida Máximo". Es una forma de pensar idealista que, de hecho, se alinea con las muchas licencias que se toma Ridley Scott a lo largo de la película.

Pero si te gusta la historia y conoces la sucesión de emperadores romanos, sabes que la caída de Cómodo no propició ningún cambio para mejor en el Imperio. De hecho, fue el pistoletazo para un año infame en Roma.

Con su tráiler y la sinopsis, Gladiator II ya nos deja entrever que, para adecuarse al contexto histórico y poder ambientar su película con cierto cariz de secuela, Ridley Scott ha tenido que obviar el final esperanzador de Gladiator y adaptarse a la realidad histórica, que es de lo que vamos a hablar hoy en HobbyCine.

El año de los cinco emperadores

Cuando Cómodo exhaló su último aliento al ser asesinado en la bañera, que no en el Coliseo, como nos muestra la película, el Imperio Romano inició un terrible periodo de guerras civiles en el que llegó a haber hasta cinco pretendientes al trono, y alguno de ellos lo ocuparon de forma efectiva.

Pertinax fue el primero en ocupar el cargo el primer día de 193, duró tres meses, pues la Guardia Pretoriana lo asesinó a finales de marzo. El mismo día de la muerte de Pertinax, Didio Juliano compró, de la manera más literal de la expresión, su ascenso al trono como emperador.

Por desgracia para Didio Juliano, había otros tres aspirantes: Clodio Albino, Septimio Severo y Pescenio Níger y uno de ellos no se andaba con chiquilladas.

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Darse de alta

Septimio Severo tomó Roma en el verano de 193, liberó a Didio Juliano del peso de la corona-y del de su cabeza— y renovó por completo la Guardia Pretoriana, eliminando a los soldados que perpetraron el magnicidio de Pertinax.

Severo instauró la Dinastía Severa y consolidó su poder en Roma antes de librarse de Pescenio Níger en varias batallas hasta derrotarlo en Issos en 194. Clodio Albino, que pasó ese tiempo apoyando a Septimio Severo creyendo que lo convertiría en heredero al trono, se dio cuenta de que los planes del césar no iban por ahí.

Cuando Albino entendió que el trono no iba a ser para él, se autoproclamó emperador en 195 y, naturalmente, inició otra guerra contra Severo, que terminó venciéndolo en 197 en Lugdunum, lo que es actualmente Lyon.

La agitación de una Roma ingobernable

Sin más contendientes que osasen desafiarlo por el trono, Septimio Severo nombró en 198 a Caracalla, su hijo de 10 años, coemperador del Imperio Romano. En 209, haría lo propio con su otro hijo, Geta.

Los personajes de Fred Hechinger y Joseph Quinn en Gladiator II son Caracalla y Geta, respectivamente y, aunque lo que se ve en el tráiler los pinta como si fueran colegas que comparten la locura, la realidad fue muy diferente y, si la película la respeta, puede dar juego. A partir de aquí, existe el riesgo de que haya spoilers de Gladiator II si la historia es respetada.

Para no perder la costumbre, Roma fue durante casi toda su historia una inspiración para Juego de tronos, sin dragones, pero con muchísima mala sangre, dentro y fuera de la familia.

La Dinastía Severa no fue una excepción y, cuando Septimio Severo falleció en 211, el reinado conjunto de Geta y Caracalla no estaba destinado a durar. De hecho, ambos estuvieron cerca de dividir el Imperio en dos, aunque eso no es algo que sucedería hasta finales del siglo III.

Pero Caracalla no tenía especiales ganas de compartir el Imperio, y mucho menos dividirlo, por lo que conspiró para matar a su hermano. El primer intento no salió bien, pero el segundo fue una trampa tendida por el propio Caracalla que terminó con la muerte de su hermano y él fingiendo una charada de cara a la galería.

Caracalla y Geta gobernaron juntos en solitario menos de un año, por lo que es posible que sea el momento en que se ambienta Gladiator II, el año 211, salvo que aborde parte del gobierno conjunto con el padre de ambos, que se inició en 209 con el ascenso de Geta.

En cualquier caso, el gobierno en solitario de Caracalla tampoco fue una fiesta, porque otro personaje que veremos en Gladiator II ya tenía planes para su jubilación anticipada: Macrino (Denzel Washington).

 

Pero ya estás viendo que el karma en Roma tiene las patas cortas y, en 218, Heliogábalo se proclamó heredero de Caracalla con solo 14 años y terminó por derrotar a Macrino en verano. Macrino huyó, pero fue apresado en Calcedonia y ejecutado. 

Heliogábalo tampoco duraría mucho, pues en 222 fue asesinado durante una revuelta de la Guardia Pretoriana, que devolvió el poder a la Dinastía Severa a través de su primo, Alejandro Severo.

Como puedes ver, el marco de tiempo en que se ambienta Gladiator II está lejos de ser un remanso de paz romana en el que todos comían perdices y eran felices. Habrá que ver si Ridley Scott respeta el contexto histórico o si se saca de la manga alguna historia como hizo con la película original.

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