Esta semana abordamos los primeros doblajes perpetrados mediante Inteligencia Artificial, que han dado lugar a un aluvión de quejas en redes sociales.
El uso de la inteligencia artificial sigue despertando una enorme suspicacia, sobre todo cuando se utiliza de la peor manera posible, sin llegar a un estándar de calidad mínimo. Esta semana las redes se han encedido por el doblaje de tres doramas coreanos de Prime Video.
Se trata de Mi chico es cupido, El latido de mi corazón y Fiel al amor, disponibles en la plataforma de streaming en versión original y en lo que viene etiquetado como "español". Al reproducirlo queda patente que no se trata del trabajo de intérpretes profesionales del mundo del doblaje sino de voces planas, sin alma, sentimiento ni emoción alguna que rara vez casan con las imágenes.
En pocas palabras: un desastre y un insulto a la inteligencia (natural) de los espectadores que están pagando un servicio y a buen seguro se sentirán decepcionados por la escasa calidad de la traducción y traslación sonora.
Las dos razones para acudir a esta herramienta, la IA aplicada al doblaje, son dos: el abaratamiento de costes y la rapidez para obtener un resultado.
Los perjuicios son muchos: el más evidente, el nefasto resultado que hace la obra risible pero a largo plazo puede ir más allá, con la pérdida de puestos de trabajo muy especializados y posibles usos fraudulentos en la medida en la que no hay una legislación que proteja al gremio.
Ésta es la razón que ha llevado a PASAVE (Plataforma de Asociaciones y Sindicatos de Artistas de Voz de España en la que se encuentra el sindicato mayoritario, ADOMA) a exigir la inclusión de una cláusula en todos los contratos desde el pasado 1 de enero para impedir a las productoras utilizar sus voces o tonos en otros productos que no sean los específicamente estipulados en los contratos.
La federación mundial UVA (United Voice Artists) ha hecho suya esta demanda, sumándose a rechazar acuerdos laborales sin Claúsula IA desde el inicio de este mismo año.
Por el momento, si éste es el resultado, no parece que la IA vaya a rivalizar con los excelentes profesionales del sector, pero hacen bien en blindar su trabajo para no alimentar, de forma gratuita, a las máquinas que quieren disputarles el pan y, aún peor, uno de sus rasgos identificativos propios. Que se lo digan a Scarlett Johansson.
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