Análisis de Fade to Silence para PS4, Xbox One y PC

Resulta paradójico, pero lo que Fade to Silence intenta enseñarnos es que la supervivencia no es ningún juego. Por eso el título de Black Forest y THQ Nordic nos lanza de cabeza a un escenario hostil; un mundo congelado y habitado por extrañas criaturas -cuyo principal interés es hacernos picadillo- en que tendremos que dar lo mejor de nosotros mismos para sobrevivir. Y en este mundo congelado, se aprende "por las bravas".

Durante todo el juego nos acompaña una voz interior. Una criatura malvada e incorpórea que se encarga de indicarnos el camino y darnos las claves principales de la supervivencia, pero que nos trata con crueldad. En Fade to Silence tenemos que vigilar nuestra alimentación -preparando alimentos y comiendo de forma regular- y además hay que cuidar la temperatura corporal para no sufrir una hipotermia. Son dos factores que se suman a la vida y a la resistencia (nuestra energía para realizar actividades físicas) y que determinan nuestras opciones en la naturaleza.

Recolectar, morir, repetir

Las mecánicas del juego no se desvían demasiado de otros títulos de supervivencia recientes, como Conan Exiles. Acompañamos a Ash (un hombre que ha perdido la memoria y se encuentra junto a su hija Alice) a medida que va adaptándose al entorno. La clave para tener éxito está en ser metódicos. Comenzamos recogiendo leña para hacer fuego, y poco a poco vamos explorando los alrededores del campamento.

Algunas plantas se pueden comer, mientras que otras se convierten en fibra que nos sirve como cordel. Los restos de la civilización nos dejarán chatarra, con la que fabricar herramientas más complejas (espadas, hachas y picos) que a su vez nos permiten acceder a mejores recursos... esa es la progresión del superviviente.

Después de dominar la caza, la minería y la recolección también tendremos acceso a la forja, a la medicina y a la preparación de recursos sobrenaturales, que nos van a poner las cosas un poco más sencillas. 

Pero siempre tenemos que tener en cuenta que nuestro inventario es limitado, los recursos escasos, y que si el hambre y el frío no acaban con nosotros,  pueden hacerlo las criaturas que vagan por el hielo: destripadores, escupidores y trituradores, que se extienden como una infección sobre los restos de nuestro mundo. 

Las claves del género

Para todo hay una primera vez, y Fade to Silence consigue transmitirnos una sensación de victoria cuando recogemos un nuevo tipo de recurso, cazamos un animal, o llegamos a un nuevo nivel de artesanía. Y más aún cuando mejoramos nuestra ropa o la capacidad de almacenamiento con bolsas y mochilas. En este sentido, el juego de Black Forest captura una de las claves del género. 

Y también lo hace con el sistema de muerte permanente. Tenemos un número limitado de reapariciones, y si se agotan, estaremos obligados a repetirlo todo desde el principio. No es estrictamente "permadeath" porque ganamos un "perk" para cada nuevo intento. Puede ser una vida adicional, la posibilidad de conservar algo del inventario o un suministro inicial de recursos.  

A algunos jugadores este planteamiento se les hará cuesta arriba (para ellos hay un modo fácil en que pueden limitarse a explorar), pero cualquier fan del género agradecerá que le pongan las cosas un poco complicadas. Al fin y al cabo, de eso se trata; de calcular el riesgo y el beneficio de cada una de nuestras acciones. ¿Alejarse del campamento para conseguir recursos más valiosos o mantenerse cerca para estar más seguro? ¿Construir armas para la defensa o herramientas para la artesanía? ¿Pelear o pasar desapercibido?

Supervivencia en grupo

Fade to Silence tiene más elementos que lo hacen único, además de la ambientación glacial y la presencia de una voz interior. En este caso, el argumento se va revelando a través de visiones y sueños (que se conservan de una partida a otra) y nos habla de cómo nuestra civilización se hundió tras un misterioso eclipse.   

Por otro lado, hay un componente de gestión. Podemos reclutar a otros supervivientes para que se unan a nuestro campamento (controlados por la IA o en modo multijugador) y enviarles a misiones de recolección o pedirles que nos acompañen en las expediciones. Esta ayuda extra -cada uno es experto en un campo diferente- nos permitirá ampliar el campamento con cabañas y talleres. 

Todo está bastante equilibrado para que no se pierda la sensación de "fragilidad" con que comenzamos. Y cuando nuestro área de control crece, también podemos construir un trineo y buscar lobos domesticados para que nos lleven a sitios más lejanos, sin tener que recorrer los mismos lugares a pie una y otra vez. Una vez que hayamos purificado un cristal, se activa el teletransporte, lo que aún resulta más práctico. 

Sin embargo, después de unas horas -en las que seguro que tenemos que reiniciar la aventura- algunos procedimientos se vuelven repetitivos. Es verdad que el aprendizaje nos hace progresar cada vez más rápido y que hay eventos aleatorios que cambian un poco cada intento, pero no es suficiente para mantener la tensión de las primeras "rondas". 

Técnica irregular

Tampoco el apartado técnico acompaña al título de Black Forest. Algunos efectos de la ventisca están logrados, pero en general el resto de elementos (modelos, animaciones o física) parecen inacabados. Nos hemos encontrado con bugs, en la versión 1.02, que rompen el juego, y nos han obligado a sacrificarnos por quedarnos, por ejemplo, atrapados en el interior de una roca. Por otra parte, el apartado artístico es irregular; los escenarios son poco variados, pero transmiten una buena sensación postapocalíptica, y los enemigos parecen un tanto "genéricos".

Otro de los aspectos que parece inacabado es el sistema de combate; los enemigos siguen siempre los mismos patrones, nuestro rango de ataques es muy limitado y la I.A. de nuestros compañeros en combate es bastante básica (algo que nos obliga a dejarlos en el campamento por temor a que mueran). 

Fade to Silence es un juego desafiante, que requiere un pequeño sacrificio para disfrutarlo. Algunas mecánicas son difíciles de entender, y el sistema de muerte permanente con un mapa tan amplio puede parecer un castigo demasiado duro, en particular cuando tengamos un campamento con varios seguidores y talleres. Pero si somos pacientes y pensamos cada una de nuestras acciones -como corresponde a un juego de supervivencia- terminamos entrando en su mundo.

La parte argumental, que suele dejarse de lado en el género, es interesante y nos gusta el hecho de conocer el pasado a través de sueños y retazos. Es una historia compleja, reforzada además por el trasfondo de cada uno de los personajes que reclutamos. Seguro que los fans del género pueden apreciar todos estos elementos y perdonar los errores técnicos que lo enmarcan. Pero desde luego, no es un juego para todo el mundo.