Análisis The Hong Kong Massacre, puro cine de acción asiático para PS4 y PC

Con nuestro análisis de The Hong Kong Massacre vamos a contaros tanto lo bueno, como lo "malo", que también lo hay, de uno de los juegos de acción indie más atractivos de principios de 2019.

Se trata del primer juego de VRESKI, un pequeño estudio sueco afincado en Malmö, que ha sabido forjar una experiencia altamente gratificante tanto en lo visual como en lo jugable, como podéis ver en el trailer de abajo... Pero no nos anticipemos.

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Como muchos exponentes del cine de acción asiático, The Hong Kong Massacre es una historia de venganza. No es algo que incida especialmente en la narrativa, pero desde los primeros compases sabemos que estamos matando a todos los miembros de una banda mafiosa para vengar a "alguien". 

No contaremos mucho más sobre la escueta historia por no reventar "sorpresas", pero en general la historia es muy ligera, y se desarrolla través de pequeños clips de vídeo entre niveles, así como a través de diálogos tanto en comisaría (donde nos están interrogando por lo que ha pasado), como en un bar, donde nos dan pistas sobre la banda.

En total, nos aguardan 35 niveles, en los que lo único que tenemos que hacer es acabar con todos los enemigos a tiro limpio.... aunque con un estilo y estética que, a menudo recuerda a las primeras películas de Chou Yun Fat, como "El asesino" o "Hervidero".

Un desarrollo que además "picotea" y toma prestados elementos de clásicos como Max Payne o Hotline Miami, dos pesos pesados que han dejado una profunda huella en la acción con las mecánicas y enfoques que han aportado (a los que se suman otros más recientes como Ruiner ).

Del primero toma prestado el tiempo bala: pulsando L2 ralentizamos el tiempo, mientras que con R1, realizamos acciones como dar volteretas o deslizarnos por el suelo para evitar los disparos (lo que nos vuelve inmunes mientras estemos realizando la esquiva). Ambas acciones nos dan una ligera ventaja para anticiparnos a los enemigos, algo imprescindible para superar los niveles.

Del segundo, The Hong Kong Massacre hereda bastantes cosas: desde la música electrónica que acompaña a la acción, pasando por la vista cenital o la dificultad general: de un disparo se muere, tanto los enemigos (salvo en los niveles más avanzados, en los que llevan chaleco y requieren dos disparos), como nosotros.

Por su parte, las armas cuentan con munición muy limitada (las escopetas, 5 cartuchos), y no podemos llevar munición adicional o recoger cargadores de las armas de los enemigos. Si se acaban las balas, debemos cambiar de arma, por la de uno de los enemigos abatidos.

Pero sería injusto decir en nuestro análisis de The Hong Kong Massacre que se limita a adaptar ideas y mecánicas que otros crearon o implantaron antes. Eso es sólo una parte del juego. También tiene sus propias ideas y toques que le hacen y le otorgan una personalidad diferente a todas luces. 

El primero y más evidente es su obsesión por recrear la explosividad y espectacularidad del cine de acción asiático: cada disparo, no sólo genera un fogonazo, si no que va acompañado de una destrucción que llena la pantalla: trozos de puertas, fragmentos de paredes y cristales se entremezclan, dejando un espectáculo visual al que resulta difícil resistirse.

Es algo que está presente incluso en los jefes finales, que cuentan con barra de vida, a los que tenemos que impactar varias veces a distancia estando siempre separados, por ejemplo corriendo cada uno por una azotea. Un enfoque bastante peliculero, pero que como diremos más adelante, también es parte de algunos de sus problemas.

Además, todo está confeccionado con unos gráficos 3D muy detallados y bien animados, que están a un nivel técnico muy superior al de la obra maestra de Dennaton (que tiene otros muchos encantos), y que deja algunos escenarios y efectos realmente llamativos y sobresalientes. 

En segundo lugar está el diseño de la acción, casi una coreografía de baile que nos invita a pensar cada movimiento, cada paso, en milésimas de segundo, mientras todo a nuestro alrededor se llena de balas y explosiones y esquivamos todo este caos deslizándonos por el suelo, haciendo volteretas y tirándonos en plancha.

El más mínimo error de cálculo se paga con la muerte, y teniendo que volver a empezar el nivel (por suerte, sin tiempos de carga). De este modo, poco a poco el juego va "guiándonos" para que vayamos aprendiendo a dominar este baile mortal y, poco a poco, lo ejecutemos de la forma más rápida y letal posible.

Prueba de ello es que todos los niveles tienen exactamente los mismos tres retos extra, y uno de ellos es superarlo por debajo de un tiempo dado (en algunos casos, 30 segundos). Los otros dos retos nos retan a no fallar ni un solo tiro, y a no usar el tiempo bala. Y creednos cuando os decimos que no son retos sencillos.

Superar cada uno de estos desafíos nos confiere una estrella, con las que podemos desbloquear el armamento con el que iniciamos el nivel (pistola, subfusil, rifle y escopeta), lo que nos permite encararlo de distintas formas. Además, podemos usar las estrellas para mejorar las armas, en áreas como la tasa de disparo, aumentar el cargador (e incluso llevar un cargador adicional) o la velocidad con la que se desplaza el punto de mira al apuntar.

Mejoras que necesitaremos en los niveles más avanzados, porque los enemigos son implacables e intentarán flanquearnos, se protegen con el entorno e incluso son capaces de detectarnos rápidamente nada más atravesar una puerta. Es un juego que exige tener reflejos y velocidad y en el que la duración, o la dificultad, es bastante subjetivo y depende única y exclusivamente de tu habilidad y/o suerte.

Puedes pasarte un nivel en 30 segundos, como quedarte atrancado cuarenta minutos. Eso es algo especialmente evidente en los niveles más avanzados, cada vez más poblados de enemigos, y con chalecos antibalas (requieren dos disparos).

Pero, aun así, es un juego que puedes superar en unas 4-6 horas, pero, como decimos, es una cifra bastante subjetiva que está ligada a tu habilidad. Después te quedará conseguir todas las estrellas posibles para mejorar las armas y, sobre todo, picarte con el ranking online. Cada nivel tiene un ránking propio, que recoge los mejores tiempos de cada nivel.

Lo cierto es que, al jugar, The Hong Kong Massacre es bastante satisfactorio: el control responde a las mil maravillas, no hay fallos técnicos graves (aunque algo de screen tearing apreciable), la música acompaña y, en general, si disfrutaste de Hotline Miami, y su fórmula de ensayo y error, de riesgo/beneficio, te vas a sentir como en casa.

Eso no quita que algunas cosas sean mejorables, o que no nos entusiasmen tanto. El tamaño de algunos niveles, en ocasiones, peca de pequeño. No es el mayor de sus males: hay picos de dificultad que pueden desesperar (es fácil verse repitiendo muchísimas veces un mismo nivel), las escenas de vídeo están a bajísima calidad y se pixelan...

La cosa no acaba ahí: los tiempos de carga entre niveles pueden resultar más largos de lo que nos gustaría (aunque como dijimos antes, una vez en el nivel, si morimos, la carga es automática) y la repetición de situaciones y esquemas es evidente, por ejemplo, con los jefes finales, que plantean el mismo esquema jugable.

La guinda la pone la ausencia de traducción al castellano, ni de los diálogos, ni de las opciones, ni de nada... No es nada grave porque no hay excesivo texto... pero precisamente por eso, quizá el estudio podría haber realizado un pequeño esfuerzo y adaptarlo a nuestro idioma.

Todo esto, hace que The Hong Kong Massacre sea una experiencia altamente placentera, especialmente para quienes hemos disfrutado con Hotline Miami. Sin duda estamos ante uno de los mejores juegos indie de 2019, o al menos de lo poco que llevamos de año.

No es un juego perfecto y le falta un "poquito" para ser un imprescindible, pero los fans de la acción cenital, y de los desafíos en general, tienen algo más que notable que echarse ya a las manos. Y más con su ajustado precio de 16,99 euros en PSN...