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Crítica de Alumbramiento, un retrato del doble rasero de la España de los 80

Alumbramiento

Crítica de Alumbramiento, un retrato del doble rasero de la España de los 80 dirigido por Pau Teixidor con un elenco de jóvenes actrices debutantes. Estreno el 19 de junio.

Las películas inspiradas en los años 80 de este país siempre tienen un cierto halo mitificador: cualquier pasado fue mejor y nos regodeamos en cómo éramos entonces. Pero Alumbramiento está en las antípodas de estos planteamientos y nos enfrenta a realidades muy duras que hicieron posible que conviviera cierto grado de aperturismo con prácticas demoledoras.

La cinta dirigida por Pau Teixidor y coescrita por él junto a Lorena Iglesias recala en 1982 para hablarnos del internamiento forzoso de adolescentes embarazadas en centros religiosos donde eran explotadas hasta el momento de dar a luz.

Toda su formación en ese tiempo era para alertarlas de que el aborto las conduciría al infierno y que debían entregar a sus hijos a familias que pudieran criarlos. Y, claro está, a quienes no pasaban por el aro se les hacía pasar por el paripé de la muerte del recién nacido. Es la España de la modernidad exterior pero de la represión interna, que seguía haciendo estragos.

La soledad y la impotencia

Alumbramiento, inspirada en hechos reales, cuenta la historia de Lucía, una muchacha muy joven a la que su madre saca de casa en plena noche. Se dirigen a Madrid, a un reformatorio llamado Peñagrande, donde se desentenderá de ella durante los siguientes meses hasta que se ponga de parto. Para ella todo son dudas. no sabe de cuánto tiempo está embarazada y solo ha recibido palizas.

Allí Lucía coincidirá con Lola, Inma, "Coque", Rosa y Candela. Cada una de ellas tiene un plan: algunas están dispuestas a tratar de escaparse para practicarse un aborto ilegal y recuperar sus vidas, otras tienen la esperanza de que sus parejas y sus familias las apoyen para criar a sus bebés y otras están persuadidas de entregarlos a las propias monjas para que familias pudientes los adopten.

 

Entre tanto, tienen que ganarse la vida trabajando en el propio centro limpiando, cambiando sábanas y dando la menor cantidad posible de problemas.

Las religiosas gestionan asimismo las puntuales proposiciones de matrimonio de solteros que acuden a la iglesia a fichar a las jóvenes, muchas de ellas necesitadas al haber sido señaladas públicamente y expulsadas de sus hogares, lo que las hace ser percibidas presas fáciles.

Lo primero que hay que valorar de Alumbramiento es que es una película coral que ponen en pie, durante buena parte de su metraje, actrices debutantes, casi desconocidas pero muy compenetradas: Sofía Milán, Celia Lopera, Carmen Escudero, Paula Agulló, Alba Munera y Victoria Oliver trabajan con soltura y naturalidad, defendiendo sus diálogos con fiereza y hablando con los ojos cuando es necesario.

Esto solo es posible con una buena dirección de actores, en la que Teixidor destaca dando fe de su experiencia como asistente de dirección y director de segundas y terceras unidades de rodaje.

Respecto a los valores de producción, Alumbramiento es una película simplemente correcta, pero que habría tenido margen de maniobra para lucir mucho mejor. Para empezar, la fotografía es demasiado oscura y la calidad del sonido a veces no es la óptima. A menudo el espectador estará tan inmiscuido en el historia que pasará todo esto por alto.

Sin embargo, está muy bien documentada y ambientada, algo que no es nada fácil de lograr cuando se retratan épocas tan cercanas en el tiempo y tan reconocibles para el gran público: tanto el vestuario, como la idiosincrasia del momento, están retratados a la perfección. 

Era esa España del ginecólogo con el cigarro en la boca capaz de romperle la bolsa a una mujer que no estaba de parto sin que se hubiera acuñado siquiera el término de "violencia obstétrica". Y el de los magreos en el cine y las misas de los domingos... aunque ni el cura mismo entendiera la lectura.

Otro de los punto a favor de Alumbramiento es la banda sonora de Petre Bog (y eso que es su segundo trabajo). Sabe acompañar a la historia, que no peca de ser ni sensacionalista ni morbosa de más. ¿Es un trabajo de denuncia? Desde luego que sí, y por momentos casi es una cinta de terror, angustiante, claustrofóbica e intensa a nivel emocional, pero sin cargar las tintas.

Es fácil empatizar con estas jóvenes tratadas como niñas (la función de Navidad pone los pelos de punta) en ciertos aspectos y en otra como mujeres desechables. La película pone de manifiesto todas esas enormes contradicciones y esa necesidad de madurar por obligación antes de tiempo. Tremendo.

VALORACIÓN:

Alumbramiento desmitifica los años ochenta señalando sus contradicciones: era un momento de apertura política, pero a la vez había realidades que quedaban soterradas como los internamientos de adolescentes embarazadas y el robo de sus bebés.

LO MEJOR:

La apuesta por nuevos talentos: el elenco pone toda la carne en el asador. El retrato de la España dividida entre las apariencias y la realidad.

LO PEOR:

La oscurísima fotografía. A pesar de ser clara y concisa, se queda muy corta. Por desgracia, conocemos historias aún más horribles.
Hobby

75

Bueno

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