Crítica de Cobra Kai temporada 6, Parte 1 - El camino del puño golpea en el mismo sitio, pero con menos fuerza

El camino para Cobra Kai ha sido rápido y certero, incluso con el cambio de plataforma cuando pasó de YouTube a Netflix para adquirir un alcance mucho mayor del que pudiera soñar en la plataforma de Google.

El Miyagiverso de Karate Kid nos ha brindado grandes momentos de nostalgia desde 2018, al tiempo que atraía a nuevas generaciones con sus estrellas más jóvenes.

Pero todo lo bueno tiene que acabar y, francamente, Cobra Kai ya ha dado signos de fatiga que hacían entender que estirar mucho más el chicle no era la mejor de las ideas. La serie afrontará una sexta temporada algo más larga, dividida en tres partes de cinco episodios cada una.

Hoy, en HobbyCine, te traemos nuestra crítica de la primera parte de Cobra Kai temporada 6, que ya está disponible en Netflix. ¿Podrá la serie brindarnos un final a la altura de su legado?

Objetivo: el Sekai Taikai

Cobra Kai ya estableció el colofón de la serie cuando los dojos lograron entrar en el Sekai Taikai, el campeonato internacional de kárate de mayor prestigio que los convertirá en poco menos que semidioses de las artes marciales.

Terry Silver está acabado y Cobra Kai es historia, pero los contratiempos no van a dejar de ser una constante en la serie de Netflix, incluso aunque haya algunos momentos que solo falte el Todo es fabuloso de La LEGO película para aderezar los momentos "happy flower".

Pronto empezarán las complicaciones y descubriremos que la participación en el Sekai Taikai era un premio envenenado que implicaba algún que otro sacrificio. Y eso que el campeonato viene con sorpresa, pero no la desvelaremos aquí para no hacerte spoiler.

Mientras esa trama principal avanza, las de carácter personal también lo harán, más o menos, y es ahí donde la serie puede presentar mayores problemas en esta ocasión.

El bucle eterno

Hay a quien le cuesta admitirlo, pero Cobra Kai lleva estancada en la misma historia desde el principio de la serie y, aunque adorna algunas temporadas con cameos y algunos detalles de forma razonablemente efectiva, no quita para que llevemos viendo los mismos conflictos desde 2018.

Que los disfrutamos, oye, pero que no pasaría nada si empezamos a explorar otros terrenos ahora que Daniel LaRusso y Johnny Lawrence son coleguillas; que Miguel Díaz y Robbie Keene son casi familia y que Sam LaRusso y Tori Nichols ya no necesitan reventar paredes cuando se ven.

Innovar es parte de la evolución de una serie y, cuando los personajes quedan atrapados en ciclos constantes, puede generar fatiga al ver los mismos clichés una vez, y otra, y otra…

Cobra Kai solo ha aprendido esa lección parcialmente, y no podemos evitar esa sensación de que el chicle está tan estirado que ya no de más de sí.

Esta primera parte de la temporada final siembra un par de tramas que pueden ser interesantes si se desarrollan, pero de momento simplemente están ahí, casi de adorno.

Y no me olvido de John Kreese, no: también tiene su propio arco en esta primera parte, aunque vuelve a requerir grandes dosis de complicidad del espectador para creerse ciertos detalles de su historia.

Todo listo para el final

Siguiendo con los personajes, la mayoría van a seguir atascados, aunque con otras historias, en los mismos conflictos de siempre, lo que alimenta el citado problema de que sus arcos no evolucionen.

La historia que más avanza, casi al final de esta primera parte, podría haber sido empleada muchísimo mejor, pero Cobra Kai ha caído en la vieja trampa de siempre y vuelve a jugar al mismo juego que lleva desarrollando seis años para ofrecernos un cliffhanger que, aunque molón, vas a ver venir desde Okinawa.

Tampoco da demasiado tiempo a explorar la nueva localización, aunque concederé cancha en este particular porque sucede al final del último episodio y pueden dárnoslo en la segunda parte.

¿Cuánto saben realmente de karate los protagonistas de Cobra Kai?

En conjunto, Cobra Kai sigue siendo tan entretenida como siempre, pero da cierto hastío ver como los personajes parecen encerrados en un bucle sin fin que, cuando parece que van a avanzar, se reinicia. Funciona y se salva porque la química entre los protagonistas es excelente, porque otra serie con las mismas tendencias haría aguas.

Tengo esperanzas en esa segunda parte de la temporada 6 de Cobra Kai, que llega el 28 de noviembre, por cierto, y en la tercera, que se despedirá en Netflix en 2025. De momento, todo normal, pero no excelente.

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Etiquetas: Netflix