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Crítica de El cuervo, con Bill Skarsgard rompiendo el maleficio de la película

El cuervo (2024)
Foto del redactor Raquel Hernández LujánFoto del redactor Raquel Hernández Luján

Crítica de la nueva versión de El cuervo (The Crow), dirigida por Rupert Sanders y protagonizada por Bill Skarsgard y FKA Twigs. Estreno el 30 de agosto.

A pesar de haber sido masacrada por la crítica estadounidense (y exonerada por una audiencia mucho más indulgente), el dato más relevante de esta nueva versión de El cuervo es que ha roto el maleficio de la primera adaptación de la novela gráfica de James O'Barr.

No lo decimos solo por el lamentable accidente que acabó de forma prematura con la vida de Brandon Lee y la convirtió en una de las cintas de cabecera de los tops de películas malditas, sino por el periplo del proyecto cinematográfico en sí, que ha pasado por infinitas dificultades hasta materializarse, con estrictas medidas de seguridad para evitar cualquier tipo de accidente.

Rupert Sanders, responsable de Ghost in the Shell, ha sido el encargado de revivir al emblemático y trágico Eric Draven para la gran pantalla, para lo que ha escogido a un actor tan versátil y carismático como Bill Skarsgard, puede que el mayor acierto de todas las decisiones que se han tomado a nivel creativo.

Y no solo porque la cámara lo adore o le siente más o menos bien el personaje que tiene que sostener la narración, sino porque ha venido demostrando una capacidad increíble para cambiar de registro sin dejar nunca de ofrecer un espectáculo prodigioso. Así lo atestiguan sus apariciones en series y películas como Clark, Barbarian, John Wick 4 o Kill Boy.

 

Una nueva mirada hacia una historia ya conocida

Es importante destacar que El cuervo no es un remake, sino una nueva adaptación. La historia, por tanto, es la misma, al menos en su origen, pero el tratamiento es muy diferente porque la anterior era, al ciento por ciento, hija de su tiempo: una pieza noventera que exudaba todas las señas de identidad del cine del momento cuando se ponía intenso y ha envejecido regular, a pesar de ser de culto.

Sanders no tiene ninguna intención de repetir lo que hizo Proyas y prueba a introducir muchos elementos que, a priori, no esperaríamos encontrar en esta película: desde chándals rosas o un tema de Enya hasta algunos devaneos con el gore disfrutón que jaleamos en festivales, aunque sea algo cutre.

Da la sensación de que hay momentos en los que deja de tomarse a sí mismo en serio. Y es difícil calibrar si le sienta bien o mal porque no todo funciona como se pretende.

El punto de partida es similar: los enamorados Eric Draven y Shelly Webster son asesinados con una brutalidad inusitada después de encontrarse fortuitamente y considerar que son almas gemelas.

Él despierta en una suerte de purgatorio en el que le ofrecen la posibilidad de cazar sus verdugos atravesando el mundo de los vivos y los muertos y sacrificándolo todo en nombre de su amor verdadero.

¿Es tan mala como la pintan?

Una buena película de El cuervo requiere: un romance memorable, una banda sonora bestial y una ambientación a la altura de las circunstancias oscura, tenebrosa, lúgubre. 

Películas de acción con secuencias increíbles, las hay a puñados, pero sostener toda una trama de venganza y sacrificio en una de esas historias de amor inconmensurables, no tantas. Es sumamente complicado escapar del tono pastelosillo/hortera pero, ya que no queda otra porque es insoslayable, es imprescindible una pareja con química. Por desgracia, Bill Skarsgard y FKA twigs no la tienen

Mientras que él está dentrísimo del papel, dándolo todo y abrazando sin ambages el postureo requerido para dar el do de pecho en esa transformación que le lleva a perder cualquier ápice de ingenuidad (sin dejar de mostrar en un solo plano su torso tatuado), ella permanece muy estática, no comunica y se convierte en un verdadero problema para la película. 

También lo es el montaje: los 111 minutos de duración se hacen largos porque durante la primera hora la narración roza el tedio. Consigue coger comba en su tercio final cuando el personaje principal se desmelena y hay una apuesta más firme por elevar la tensión. El montaje paralelo de la ópera y la matanza es lo mejor del metraje.

Estéticamente marca muchas distancias y busca su propia identidad. Podéis despediros del aspecto gótico de los decorados: no hay gárgolas, relámpagos ni flashbacks tortuosos... al menos, no demasiados. 

Los que hay están más ligados a esa semilla oscura que termina germinando en el interior de Eric. A fin de cuentas esto es una tragedia. Con un tipo con superpoderes, pero destrozado por su pasado.

Lo mejor que se puede decir de esta película es que, con sus luces y sus sombras, al menos trata de hacer algo distinto. Otro gallo cantaría con una actriz protagonista más capaz y con un guión que hubiera recortado partes superfluas. Durante demasiado tiempo parece fuera de lugar así que cuando encuentra el punto solo es para arañar un aprobado raspado.

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VALORACIÓN:

Película irregular con una primera parte tediosa que lo fía todo al casting del actor principal. Se echa en falta otro acierto igual de potente para darle la réplica, pero al menos no se mueve en terreno trillado y trata de innovar. No siempre acierta, pero lo intenta.

LO MEJOR:

Bill Skarsgard y su lookazo, el purgatorio y la secuenia de la ópera. Mola más cuanto menos se toma en serio a sí misma.

LO PEOR:

El trabajo interpretativo de FKA Twigs y más de dos momentos esperpénticos. La primera hora de metraje es aburrida.
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50

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