Crítica de La dama del lago, con Natalie Portman en su primer papel protagonista en TV

Siete episodios de aproximadamente una hora de duración componen la miniserie La dama del lago (Lady in the Lake) que Natalie Portman ha escogido para debutar en televisión en un papel protagonista. Los tres primeros episodios ya están disponibles en Apple TV+ donde se irá estrenando uno nuevo cada viernes hasta completar la emisión el próximo 23 de agosto.

Se trata de la adaptación de la homónima novela superventas que Laura Lippman lanzó en el año 2019, y ha sido creada y dirigida por la israelí Alma Har'el.

Aunque no cuenta en sí una historia real (no se trata de un true crime, sino de una obra de ficción), sí que está inspirada en la desaparición de dos personas en el año 69, algo que sirve como punto de partida para hablar de muchos temas distintos: cómo funcionan determinadas comunidades, problemas estructurales como el racismo y la marginación de la mujer o la corrupción de la ciudad.

Dos mundos entrecruzados

El día del multitudinario desfile de Acción de Gracias del año 1966 se produce la desaparición de una niña tras zafarse de sus padres para entrar en una tienda de animales en Baltimore.

La ciudad queda en shock mientras las vidas de dos mujeres se cruzan de manera fatal. Maddie Schwartz es un ama de casa judía que necesita dejar atrás un secreto del pasado y reinventarse recuperando su vocación como periodista de investigación.

Cleo Sherwood es una madre envuelta en los bajos fondos políticos del Baltimore negro que lucha por mantener a su familia y darle una educación a sus hijos manteniendo varios empleos y apoyándose en su red familiar.

Su cadáver es arrojado a las aguas en los primeros impases de la serie, mientras que se dirige a Maddie para reprocharle que ella le abriera las puertas a un mundo nuevo, lejos del corsé familiar.

La dama del lago es una apuesta por un estilo diferente, que en ocasiones se acerca a lo experimental a la hora de valerse del montaje: hay una voluntad expresa de comparar a dos mujeres completamente diferentes, pero que de un modo insospechado, están conectadas en un enclave en el que comparten mucho más de lo que cabría esperar.

Ninguno de los dos personajes es, además, completamente limpio. Cada nuevo episodio arranca con revelaciones que nos hacen dudar de su integridad y nos hacen cuestionarnos lo que sabemos y lo que creíamos tener claro.

Uno de los puntos clave de La dama del lago y que a buen seguro cautivará a la audiencia es la recreación del Baltimore de los años 60, con su rica escena musical (ojo a la banda sonora, con algunas versiones fantásticas de temazos clásicos de rhythm and blues), sus calles atestadas y sus graves problemas soterrados. La ciudad es, de hecho, un personaje más al que tomarle el pulso.

La narrativa no es lineal, hay intempestivos flashbacks No se trata de una obra fácil: el primer episodio puede desconcertar más que intrigar en la medida en que deja muchas dudas pero sobre todo cierta sensación de vértigo: tiene estilo, tiene discurso y garra pero también pone muchas cartas sobre la mesa.

¿Cómo se apañará para barajarlas y dejar una jugada maestra final que le dé coherencia al conjunto? Eso es algo que la audiencia irá descubriendo de forma paulatina. Sea como fuere se las arregla para ofrecer algo distinto. Hay influencias del cine negro en algunas secuencias, en otras ocasiones adopta el tono de thriller, pero es un estudio de personajes, sobre todo, del de Maddie.

Al final, el corazón de la historia es el personaje al que interpreta una entonada Natalie Portman volcada en su trabajo (tanto como Moses Ingram, aunque a ella por motivos obvios la veamos menos). 

De lo que quiere hablarnos es de una mujer ambiciosa y comprometida que quiere ser relevante en una sociedad en la que tiene el pie en la nuca y en el que se ejercen muchos tipos de violencia contra ella.

A pesar de que aparentemente ostenta una situación privilegiada también se ve claramente que no solo la clase social, el colectivo étnico y la edad son los vértices que determinan su trayectoria sino que también encuentra restricciones derivadas de la religión que practica y de la época que le ha tocado vivir. Romper todos esos moldes llega a ser una tarea titánica.

Las dos protagonistas están acompañadas por un elenco de secundarios envidiable en el que destacan Josiah Cross, Angela Robinson, Dylan Arnold, Brett Gelman y Noah Jupe, entre los que se cuela el próximo Superman David Corenswet (Twisters). Y es que el reparto es uno de los pilares fundamentales de La dama del lago. 

Recomendable para salirse de lo predecible y disfrutar de un universo a partes iguales reverberante y absorbente.

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