Crítica de Fly Me to the Moon, con Scarlett Johansson y Channing Tatum

En los extraños días en los que vivimos, películas que habrían estado llamadas a arrasar en taquilla se lanzan sin promoción en plataformas de streaming (por ejemplo, Superdetective en Hollywood: Axel F.) y producciones destinadas a esas mismas plataformas, se lanzan en cines sin llegar a alcanzar el nivel que habría sido necesario para ello..

Es el caso de Fly Me to the Moon, la nueva película dirigida por Greg Berlanti (Con amor, Simon) y protagonizada por Scarlett Johansson (también implicada en la producción) y Channing Tatum. Lo primero que hay que reseñar es el imperdonable error de casting de este actor para el papel protagonista, habida cuenta de su nula química con Johansson y su pétrea interpretación.

La cinta juega constantemente con la paleta de color del vestuario para mostrar la diferencia entre ambos (azul y amarillo, que son complementarios) y reforzar asimismo que están en polos opuestos en lo que se refiere a su planteamiento vital (ella vive de la mentira y él tiene un elevado sentido de la moral).

Pero la verdadera barrera la marca la forma en la que los actores han abordado a sus personajes: si Johansson es un torrente de energía en pantalla, a Tatum se le ve desinteresado por completo. La película sería otra muy distinta, a pesar de sus fallos, que no son pocos, con un actor al que le corriera sangre por las venas en lugar de horchata de chufa.

Cumplir la promesa de poner el pie en la Luna

Ante las dificultades que encuentra el programa espacial de la NASA para recabar los apoyos y la financiación necesaria para poner a los primeros astronautas en la superficie lunar, se recurre a una opción desesperada: contratar a la agresiva y poco escrupulosa experta en marketing Kelly Jones.

Sus métodos, poco ortodoxos, chocarán con la planificación del director del lanzamientos, Cole Davis, muy enfocado en su tarea, pero alcanzará un gran éxito haciendo popular la misión y llevándola a cada hogar de la mano de las campañas publicitarias que lanza.

Pero las cosas van más allá: cuando la Casa Blanca empieza a considerar un posible fracaso de la misión Apolo 11, Jones recibe la orden de preparar un falso alunizaje como respaldo que salvaguarde el plano propagandístico de la misión.

Son varios los problemas estructurales de la película que se unen al principal de tener a un actor que no comunica una sola emoción a lo largo de los excesivos 132 minutos de metraje de Fly Me to the Moon: la falta de foco y ritmo.

No sabe si quiere ser una comedia romántica, un drama histórico o una parodia de una de las teorías de la conspiración más difundidas: que el hombre nunca llegó a la Luna y la versión del alunizaje que se vio en los televisores en su día se rodó en un plató.

La mezcla entre los hechos históricos y los ficcionales es tan forzada que se aprecia incluso en la propia textura de la imagen: causalmente todo lo que es material de archivo (y mira que nos lo conocemos al dedillo), es emocionante y espectacular, mientras que la parte de recreación de los 60 resulta muy impostada y no alcanza la sensibilidad del espectador.

Tampoco lo hace el humor: al no haber tensión sexual entre la pareja protagonista y ser tan predecible, todo el arco argumental sobre ellos carece de atractivo y el resto, no es ni convincente, ni entretenido, ni ofrece una reflexión medianamente inteligente que deje algún poso tras el visionado.

En suma, Fly Me to the Moon es una película intrascendente, de la que solo cabrá recordar la presencia de Scarlett Johansson que, muy esforzada, se empeña en levantar un proyecto que nunca encuentra el combustible que necesita para despegar, a pesar del buen trabajo de Pemberton en la composición de la BSO.

Es una de esas películas que te pone en un aprieto como espectador: quieres que te guste, está diseñada como un artefacto para que así sea, pero se le notan demasiado las costuras y las intenciones, de modo tal que no tienes a qué agarrarte. Una verdadera lástima.

Opciones para que la carne se os ponga de gallina: el excelente documental Apollo 11, la película First Man o la serie Para toda la Humanidad, en clave de versión alternativa de la carrera espacial.

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