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Crítica de El instante más oscuro con Gary Oldman como Churchill

El instante más oscuro
Crítica de El instante más oscuro (Darkest Hour), dirigida por Joe Wright y protagonizada por un irreconocible Gary Oldman, ganador del Oscar por este papel de Winston Churchill.

Tras los dos Oscars de la Academia recibidos por esta película (mejor actor par Gary Oldman y mejor maquillaje), es un buen momento para recordar este filme. Gary Oldman asume un reto que le fue encomendado hace mucho tiempo (hasta en tres veces se lo han llegado a proponer) y del que se había estado escabullendo: meterse en la piel de Winston Churchill en El instante más oscuro (Darkest Hour), una película que junto con Churchill (en la que Brian Cox interpreta a un primer ministro sumido en la obsesión por la derrota) y Dunkerque (esa joya bélica que nos regaló Nolan el año pasado) forma un tríptico casi perfecto.

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El director de la cinta, Joe Wright, alcanza sus mejores cotas en las secuencias que muestran los entresijos y el bullicio del parlamento londinense, si bien no consigue atrapar la fuerza del ideario de la figura política de Churchill, ni en su retrato íntimo ni en sus relaciones personales. En este sentido, se perciben como muy desaprovechados personajes secundarios como su esposa o su secretaria (Kristin Scott Thomas y Lily James, respectivamente).

Por el contrario, sí demuestra realismo la lucha interna de su partido y sus precarias alianzas para evitar una claudicación ante en el nacionalsocialismo y, cómo no, la recuperación de parte de sus tropas de las costas francesas acudiendo a las embarcaciones civiles (la famosa Operación Dynamo).

Pocos días después de convertirse en Primer Ministro, Winston Churchill (Gary Oldman), debe tomar una difícil decisión. En pleno avance de las tropas nazis por toda Europa Occidental, cuando la amenaza de invasión es inminente, tendrá que elegir entre luchar contra Hitler o aceptar el acuerdo de paz que éste le ofrece pactar. 

A pesar de la presión a la que estuvo sometido, ya que su propio partido llegó a conspirar en su contra y el Rey Jorge VI (Ben Mendelsohn) era muy escéptico al respecto, la firme negativa de Churchill a aceptar la derrota, la rendición o un acuerdo de paz, sirvieron como inspiración a la resistencia británica. Durante los difíciles primeros años de la guerra, cuando el Reino Unido se quedó solo en su firme oposición contra la Alemania nazi, Churchill deberá soportar su hora más oscura, reunir a una nación, luchar por los ideales y la libertad, y tratar de cambiar el curso de la historia mundial llevando incluso la voz del pueblo al parlamento.

El instante más oscuro

En líneas generales, El instante más oscuro es una película muy academicista en lo que a realización y montaje se refiere. No se asumen riesgos formales y se percibe una inmensa carga sobre los hombros de Gary Oldman como maestro de ceremonias. Él es el cartel y el principal atractivo de la función, cuando lo realmente importante debería ser la historia del personaje al que representa. No es extraño que Oldman se hiciera con el Oscar a mejor actor protagonista por este papel-

En verdad, si nadie te lo dice ni has leído nada al respecto, jamás dirías que es él quien se esconde bajo las prótesis y el maquillaje ideado por el escultor Kazuhiro Tsuji, que le han supuesto entre 3 y 4 horas solo de caracterización antes de cada rodaje: un total de unas doscientas horas. Esto incluía la prótesis facial y capilar y un molde especial para engrosar su figura. De nuevo, un más que merecido Oscar al mejor maquillaje del año. Si además visionáis la película en versión original, opción muy recomendable, podréis ver hasta qué punto ha tratado de clonar a su homónimo real en lo que a dicción, pausas y tono se refiere.

Y, sin embargo, la película sobre la Segunda Guerra Mundial es de lo más fría… Como si no llegara a calar en el corazón del espectador aunque en efecto, lo pretenda. La secuencia del metro, sin ir más lejos, está tan orquestada para buscar la emoción que se hace demasiado evidente y hasta sensiblera (casi manipuladora). La de su famosísimo speech en la radio tiene la retórica necesaria, pero no te pone el vello de punta como debería.

No cabe duda del trabajazo de Oldman en su transmutación física y gestual, pero hay algo a lo que no consigue llegar teniendo entre manos una empresa tan ardua: transmitir esa cualidad de ardillita astuta de una de las figuras más relevantes de la política del siglo XX. Puede que Brian Cox asumiera su reto con menos atención mediática y con la inmensa ventaja de poder valerse de su expresión facial libre de prótesis o puede sencillamente que el enfoque de su personaje en Churchill fuese más acertado, plagado de matices y coqueteara más con sus excentricidades, sus miedos y zozobras, pero nos resultó más natural y por tanto más proclive a empatizar con el público que en esta ocasión (amén de que el desarrollo de los secundarios era notablemente más enjundioso y fundamental para su toma de decisiones).

En suma, El instante más oscuro es una película muy recomendable pero que recomendamos ver en compañía de las dos cintas mencionadas más arriba: se complementan de manera perfecta, consiguiendo componer un puzle de un momento histórico decisivo para Europa.

VALORACIÓN:

Joe Wright entrega un trabajo muy académico en lo que a dirección se refiere dejando en el talento de Gary Oldman todas sus ambiciones de trascedencia a través del retrato de Winston Churchill.

LO MEJOR:

El trabajo de caracterización y de interpretación de Oldman es muy potente: no lo reconocerás aunque tampoco verás fácilmente al líder político.

LO PEOR:

Es una película muy fría con una secuencia directamente sonrojante: la del metro de Londres.
Hobby

70

Bueno

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