Crítica de Jeanne du Barry: Maïwenn resucita a Johnny Depp como Luis XV en una cinta fastuosa

Han pasado tres años desde que vimos a Johnny Depp protagonizar una película: fue El fotógrafo de Minamata, en 2020. Ahora regresa a la gran pantalla con un nuevo proyecto en el que tiene un papel secundario: interpreta a Luis XV en Jeanne du Barry, película protagonizada, dirigida y coescrita por Maïwenn en colaboración con Teddy Lussi-Modeste y Nicolas Livecchi.

Depp no es un actor fácil, de ahí que se hayan filtrado sus choques con Maïwenn producto de su habitual falta de puntualidad para llegar al set de rodaje. Sea como fuere, la película ha llegado a bien puerto y está por estrenarse en las salas comerciales para hacernos disfrutar de un viaje a la vida palaciega del siglo XVIII.

Un cuento de hadas muy turbio

Jeanne du Barry toma como eje central a esta mujer, de orígenes muy humildes, que tuvo la suerte de tener acceso a un determinado nivel de cultura, muy inusual en la época. Ávida de cultura y placer, consigue valerse de su gran atractivo para ascender poco a poco en la escala social, convirtiéndose en una cortesana de lujo.

Tal era su encanto que encandiló al rey Luis XV, al punto de convertirla en su amante favorita y sembrar el escándalo entre su familia y sus súbditos, de por sí informados de los escarceos del monarca.

A pesar de la oposición mayoritaria hacia su persona, Jeanne se trasladó a Versalles donde siguió siendo la comidilla de la corte por su gusto por el arte, la naturalidad y sus atrevidos vestidos que desafiaban las corrientes de la moda del momento.

Sin embargo, aunque fue una mujer muy influyente en su momento, Jeanne nunca fue del todo libre ni tuvo un final feliz dado que la Revolución francesa descabezó a la monarquía a quienes habían renegado de su clase social.

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Jeanne du Barry - Galería de imágenes I (10 imágenes)

Jeanne du Barry es un drama de época tremendamente bien ambientado. El diseño de producción es fastuoso como lo son también los apartados de vestuario, peluquería y atrezzo. La película te permite recorrer los jardines y los interiores de Versalles mejor que si viajaras allí y tuvieras que hacerlo entre una multitud de turistas (sé de lo que hablo).

Pero donde la película se crece es en la creación de ese retrato íntimo de una mujer tan peculiar en una época a la que no parecía pertenecer. Cierto es que son abundantes las licencias que se toma Maïwenn a la hora de mostrarla: al parecer su cabellera era rubia, sus ojos azules y su piel blanquísima, casi de porcelana.

Y no se casó con el afamado proxeneta Jean-Baptiste du Barry, apodado "el astuto", sino con su hermano Guillaume para poder acceder a la corte y convertirse oficialmente en amante del rey. En la película ambos papeles parecen haberse refundido en el rol de Melvil Poupaud.

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Jeanne du Barry - Galería de imágenes II (10 imágenes)

En cualquier caso, los cambios están al servicio de una historia en la que el rey, en sí mismo, es lo de menos. Se trata del pilar fundamental de todo el sistema, pero su presencia es casi accesoria. La protagonista es ella y, si acaso, el gran robaescenas en el que se convierte Benjamin Lavernhe en el papel de La Borde, mano derecha de Luis XV.

Los problemas del rodaje no trascienden más allá de la anécdota. Es cierto que Depp y Maïwenn no tienen una química especial, pero sí que da la sensación de que sus personajes tienen complicidad. Tengamos en cuenta la diferencia de edad entre ambos: Luis XV conoció a Madame du Barry en los últimos años de su reinado cuando ella tenía 21 años, lo que le hizo recuperar la alegría de vivir.

Es una verdadera lástima que la película no profundice más allá de su relación con el rey, dado que su vida en el exilio también fue digna de ser contada y quedan apuntados personajes como Zamor que fueron decisivos en su destino final.

Eso sí, Jeanne du Barry rehúye del morbo. A pesar de mostrar la vida de una mujer que se ganaba la vida gracias al sexo, siendo una meretriz de lujo y dedicándose al mundo de "la galantería", si se prefieren palabras más dulces, no hay secuencias de sexo como tales, sino sensualidad y mucha elegancia para evitar caer en una explicitud que no hace ninguna falta.

Al final, Jeanne du Barry quiere mostrar el contraste de idiosincrasias entre los ricos de cuna y una mujer que, dentro de su extravagancia y ambición, era una rara avis. Se equivoca al caricaturizar a las hijas del rey hasta el ridículo, pero sale airosa cuando pone el foco en la propia Jeanne y en un destino trágico que parecía estar marcado desde su juventud.

Gran trabajo el de Maïwenn también desde la dirección para contener a Depp en un papel de esos que tanto le gustan, de mucho disfraz y pompa, con el que podría haber caído fácilmente en el histrionismo.