Crítica de Kepler Sexto B, un Quijote de ciencia ficción y andar por casa

La gente que vive fuera de la sociedad también está entre nosotros. La imaginación, el modo de ver el mundo o la marginalidad que provoca la falta de ingresos nos separan, algo que hemos visto en distintas películas.

El ejemplo del mítico Quijote puede venirnos a la cabeza, alguien que se cree un caballero y que impone la imaginación a la realidad, un desafortunado que en el fondo no hace otra cosa que luchar contra un mundo que le oprime.

El protagonista de Kepler Sexto B interpretado por Karra Elejalde bien podría ser un Quijote de barrio obrero. Este ha transformado su piso en una nave espacial que cree varada en un planeta hostil. No sale de casa por miedo a que la atmósfera y las cucarachas (otras personas) acaben con él.

La coprotagonista de la película es una niña cuya madre falleció. Vive con un padrastro que no la quiere, pero al que le conviene tenerla cerca. Ella, también perdida en la sociedad, trata de ser simpática con todos, independientemente de si son mendigos o vecinos.

Estos dos personajes se encuentran de forma casual y la niña intenta adaptarse a la realidad de él para cuidarlo en su decadencia y vida desorientada. Pero viven rodeados por la pobreza y una violencia que puede golpearlos en cualquier momento, y no es una exageración.

Cómo defenderse de la vida

La mención a la mendicidad y al Quijote no es casual porque según va adentrándose el espectador en la película de 97 minutos salta una referencia cinematográfica: el nombre de Terry Gilliam (Brazil, 12 monos, El hombre que mató a Don Quijote).

Este ex Monty Phyton suele ver como auténticos sabios o iluminados a los mendigos y quienes viven fuera del sistema, igual que en El rey pescador, y el protagonista de Kepler Sexto B podría ser uno de sus personajes. 

La tensión entre imaginación y realidad es uno de los aciertos de Kepler Sexto B. Alejandro Suárez Lozano encuentra el tono adecuado. El montaje, la fotografía y la posición y el ángulo de las cámaras ayudan a transmitir la desorientación que se traslada.

Esto choca con cierta tosquedad a la hora de buscar los momentos emotivos, sobre todo en las analepsis donde se recuerdan momentos felices que quedan sobrecargadas por la iluminación y la banda sonora.

Al ser un debut se notan algunos detalles sin perfilar del todo. Además, de cierta falta de presupuesto por momentos, pero el drama de ciencia ficción de andar por casa funciona al nivel que se busca.

La labor de Karra Elejalde y Daniela Pezzotti es un buen sustento. Quizá la dirección de actores tiene cosas a mejorar, pero ambos son un acierto de casting y se adaptan a los personajes deseados. Junto a los secundarios, que no suenan impostados, hacen de la película algo entretenido.

Está claro de Kepler Sexto B es una pequeña rareza en nuestro panorama y tiene algunos problemas, pero gusta encontrar esta clase de películas valientes y sin prejuicios. Tengan un mensaje bonito o no, que sí lo tiene, viene bien recordar que la mayor aventura suele suceder dentro de nuestras cabezas.

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