Crítica de Longlegs: terror atmosférico y un asesino en serie insidioso

El 2024 va a terminar siendo uno de los años más interesantes para el género del terror: si hace poco os hablábamos de El último Late Night, esta semana os traemos la crítica de Longless, escrita y dirigida por Oz Perkins (Gretel & Hansel. Un oscuro cuento). 

Viene cosechando unas expectativas muy altas debido a la puntuación, casi perfecta, que ha alcanzado en Rotten Tomatoes y las valoraciones de la crítica internacional, que la venían encumbrando como una de las mejores películas de terror de los últimos años.

Sin frases rimbombantes ni sentencias tan pretenciosas, ya podemos decir que sí, que funciona muy bien en su campo y que hay un esfuerzo, tanto desde la escritura del guión como desde la materialización de la cinta, por sorprender y generar una atmósfera perversa que te ata a la butaca hasta llegar a la resolución.

Cu-cú, angelito

Lee Harper es una agente del FBI que tiene una intuición especial para encontrar a asesinos: sabe dónde mirar para darles caza. Hay quien la considera incluso una vidente. Sus compañeros, que lo saben bien, le asignan el caso de Longlegs, un asesino en serie que siempre deja una nota escrita en un código que no han podido descifrar y firmada con su pseudónimo.

Periódicamente masacra a una familia sin dejar rastro de haber estado en la escena del crimen, lo que mantiene al FBI en las sombras. De hecho, suele ser el progenitor el que asesina a su esposa y su s hijos para suicidarse después. De no ser por las misivas, ni siquiera habrían llegado a saber que hay un inductor externo.

El nexo en común es que en todos los casos hay una niña que cumple años el día 14 de cualquier mes. Pero es un caso frío, Longlegs lleva décadas operando y saliendo impune.

A pesar de ser una novata, Lee es la única que consigue un hilo del que tirar para tratar de atrapar al retorcido criminal, un perturbado adorador de Satán, pero para ello tendrá que bucear en uno de los recuerdos reprimidos de su infancia y regresar a su hogar.

Cuando una de las estrellas "se borra" de la peli

Lo de Nicolas Cage es algo de otro planeta: no solo es un actor capaz de reinventarse una y otra vez como ha demostrado en películas como El insoportable peso de un talento descomunal, Pig o Dream Scenario sino que además no tiene inconveniente en aparecer buena parte del metraje ocultando su rostro (algo que recuerda a Ethan Hawke en Black Phone, por poner un ejemplo reciente). 

Bien sea bajo una gruesa capa de maquillaje y protésicos o escondido tras sus manos, la cinta juega con la idea de escamotearnos su imagen completa. 

Incluso el recorte del plano busca esconder sus ojos para que nos fijemos bien en su grotesca sonrisa jokeriana. La maléfica presencia del personaje, no obstante, es constante y se deja notar en efectos de sonido, imágenes subliminales y una atmósfera de lo más inquietante.

Cage, como siempre, se entrega al personaje, histriónico hasta límites insospechados, que pasa de la risa al llanto y da la sensación de tener siempre el control. Además, la narración se interna en algunos meandros fantásticos en los que hace acto de presencia lo paranormal.

Pero es que además, Longlegs cuenta también con la magnífica Maika Monroe, que es toda una institución en el género habiendo protragonizado títulos tan representativos y valorados como The Guest, It Follows o El extraño.

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Perkins consigue su objetivo generando constantes contrastes en el espectador. Por ejemplo, con la fotografía: cambia la relación de aspecto de la pantalla para pasar del pasado al presente y nos muestra imágenes hiperralistas de los asesinatos, de una crudeza bestial para contraponerlas después a imágenes pesadillescas de serpientes y alimañas de carácter metafórico.

Todos los caminos nos conducen a los años 70 y al boom de las sectas satánicas. Y aquí ya las referencias cinematográficas de la película, bien entendidas y explotadas nos llevan de El exorcista a El resplandor, pasando por thrillers policiacos inolvidables como El silencio de los corderos pero con un toque de pesadilla surrealista a lo Mandy que hace que tenga su propia personalidad.

Longlegs no es una propuesta de terror comercial, pero quien se asome a ella va a pasar un mal rato estupendo.