Crítica de Masters del Universo: Revelación (Segunda parte), la batalla final se decide en Netflix

Se acabó la espera. Netflix ha estrenado por fin la segunda parte de Masters del Universo: Revelación, la serie de animación que debutó el pasado 23 de julio con una primera remesa de cinco capítulos, y que no ha dejado indiferente a nadie con su audaz revisión de la franquicia juguetera creada por Mattel en los años 80.

Concebida como una continuación de la serie de TV producida por Filmation entre 1983 y 1985, la primera parte sorprendió al desplegar una estética más adulta y sombría respecto al show animado original: también otorgaba un mayor protagonismo a los personajes femeninos, especialmente Teela y Evil-Lynn, algo que no sentó nada bien a ciertos fans de los MOTU.

Una de las principales críticas hacia la serie fue el poco peso que tenían He-Man y Skeletor en la trama, más allá del primer capítulo. Algunos tendrán que buscarse otra excusa para seguir denigrando la serie, porque en esta segunda parte podréis verles mucho más en acción. Y de qué manera.

El último capítulo de la primera parte nos dejó a todos boquiabiertos con su desenlace. Parecía que estaba todo perdido, pero el destino de Eternia aún no está escrito. Seremos testigos de cómo los héroes se las ingenian para dar un vuelco a la situación y cómo algunos son incapaces de gestionar el poder cuando lo alcanzan.

Sin entrar en los spoilers, en esta segunda tanda de capítulos descubriremos cómo conoció Evil-Lynn a Skeletor y seremos testigos de su tóxica relación, que dará como fruto otro sorprendente giro de guión que volverá a levantar las cejas a los fans de la franquicia. 

Seguramente esto también suscitará polémica (y sospecho que algún que otro meme relacionado con cierta escena), pero para un servidor es sencillamente lo mejor de esta segunda remesa de capítulos y vuelve a reflejar la audacia de Kevin Smith y su equipo a la hora de dotar de personalidad a personajes que ejercían de comparsas en la serie de los 80.

La trama abusa en ciertos momentos del sentimentalismo, y algunos diálogos son realmente sonrojantes (no olvidemos que estamos ante una producción también destinada a los niños), pero también tiene golpes de humor muy bien calzados, especialmente los protagonizados por Skeletor, que sigue siendo un auténtico “roba-escenas” al que pone voz Mark Hamill en la versión original.

Netflix ha dotado a la serie de un excelente doblaje al castellano, pero si hacéis el esfuerzo de optar por la V.O. podréis disfrutar del talento de Hamill, Lena Headey, Sarah Michelle Gellar, Liam Cunningham (el Davos Seaworth de Juego de Tronos), Alicia Silverstone o Henry Rollings, aunque el papel de Tri-Klops en esta segunda parte es prácticamente testimonial.

Por supuesto, uno de los mayores placeres de esta producción de Powerhouse Animation Studios es ver desfilar a los personajes que tuvimos en forma de muñeco cuando éramos críos (o actualmente, gracias a la línea MOTU: Origins de Mattel). Atentos a cierta aparición sorpresa durante el combate final que, no me duele reconocer, me hizo aplaudir delante del televisor.

Aún no sabemos si el futuro nos deparará una tercera parte, pero el epílogo hace albergar ciertas esperanzas. Si su momento disfrutaste con los cinco primeros capítulos, devorarás de una sentada los 125 minutos de metraje de la segunda remesa. Si te espantó la primera parte aquí te espera más de lo mismo, así que no te hagas mala sangre y ponte otra cosa en Netflix.

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