Crítica de Mi soledad tiene alas: la primera película que dirige Mario Casas llega a Netflix
Crítica de Mi soledad tiene alas: la primera película dirigida por Mario Casas, y que cuenta con su hermano Óscar Casas en el papel protagonista, por fin llega a Netflix.
Con decenas de proyectos a sus espaldas como actor, Mario Casas se lanza al mundo de la dirección poniéndose detrás de las cámaras de una película que no extrañaría haber visto en los inicios de su carrera: Mi soledad tiene alas, que se estrena este mes en Netflix.
La historia recuerda a esos clásicos trabajos de Mario Casas como adolescente que habita un entorno problemático, e incluso encontramos ese rostro conocido del que tiene la culpa Óscar Casas, su hermano pequeño que protagoniza la película encarnando al personaje de Dan.
Mi soledad tiene alas es un primer trabajo en el que se nota que no hay riesgo, pero en el que tampoco se terminan de ver los aciertos; la cinta cuenta con una serie de aspectos que por sí solos o en ciertos contextos no son necesariamente malos, pero que en conjunto, en lugar de sumar, restan.
Empezando por un guion que, como base de cualquier largometraje, hace falta que sea consistente para que en los siguientes pasos la apuesta pueda seguir mejorando. Un guion pobre no sólo ofrece una visión cliché sobre el marco y las relaciones sus personajes, también un desarrollo bastante plano de su protagonista.
Óscar Casas no puede lucirse, a pesar de cargar con la mayor parte del peso dramático y aparecer sin camisa, porque las circunstancias que rodean a Dan y las acciones que ejecuta no le sirven para aprender nada, no lo cambian.
¿Por qué Mi soledad tiene alas no funciona?
El largometraje tampoco parece tener claro su objetivo narrativo, que podría limitarse a ser el de darnos a conocer la situación de un grupo concreto de adolescentes de Barcelona, que por ciertos acontecimientos acaban en Madrid, pero si está vacía de significado no aporta nada adentrarse en ella.
El uso de dos localizaciones implica cierta ambición en el proyecto, y la conveniente ambientación nocturna seguro habrá facilitado el rodaje en calles más concurridas por el día, además de reforzar esa supuesta decadencia.
El resultado es feo -con una paleta que tira mucho de amarillos y grises-, aunque imagino que ese era el objetivo, pero como decía al principio, el ir reuniendo tantos peros son lo que termina por hundir la propuesta.
Un fallo de rácord en cualquier otra película te da lo mismo, en esta se siente como otro error más, al igual que la referencia a Banksy como artista callejero que incluso chirría cuando hay tantos ejemplos que sin duda encajan mejor en este contexto, o la búsqueda de ese pretendido realismo con unos personajes que no vocalizan.
El plano más bonito podría haber sido el que ilustra el nombre a la película si no fuera porque es una imagen de lo más manida y porque la metáfora de Mi soledad tiene alas no para de repetirse a lo largo de los 102 minutos de metraje.
Pero encima es que es lenta a rabiar: hay muy pocos diálogos y está cargada de secuencias con música -instrumental o no, pero mal elegida- que nos narran algún momento concreto de la película como si Mario Casas y la co-guionista Déborah François –actriz que también escribe aquí su primer guion- no supieran qué hacer en ellos.
Mi soledad tiene alas me deja con dos preguntas a las que todavía no he podido dar respuesta: ¿Qué nos quería contar esta peli? ¿Por qué era necesario que nos lo contasen?
Esta es una primera película, esperemos que, al contrario de lo que ocurre en ella con Dan, aquí sí veamos una evolución de Mario Casas como cineasta.
Mario Casas estrenó Mi soledad tiene alas en cines el pasado 25 de agosto de 2023. La cinta se encuentra ahora disponible para alquilar a través de diferentes plataformas, pero a partir del próximo viernes 20 de enero de 2024 se incorpora al catálogo de Netflix para que pueda verse mediante suscripción.
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Etiquetas: Netflix
VALORACIÓN:
Mi soledad tiene alas es una película cargada de fallos, que no aporta nada y que no entretiene, pero también es un primer proyecto que seguramente haya servido para hacer que la próxima película de Mario Casas sea mejor.LO MEJOR:
La ambición de Mario Casas por adentrarse en un entorno nuevo.LO PEOR:
La suma de sus partes.38
Malo