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Crítica de Napoleón, la versión más desmitificadora del soldado corso que vivió la revolución y se autocoronó emperador

Napoleón

Crítica de Napoleón, la nueva película dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby de estreno el 24 de noviembre.

Vamos a dejar bien claros los cimientos de Napoleón antes de entrar en materia de realizar un análisis para que nadie se llame a engaño. Ridley Scott es un cineasta de 86 años y dilatada carrera que ha hecho lo que le ha dado la real gana en esta película. Quien busque fidelidad a la historia o un biopic histórico al uso, se va a caer de espaldas muy pronto. Nada más lejos de su intención.

Él mismo, en la entrevista que pudimos mantener con él, nos aseguró que ni los propios historiadores se ponen de acuerdo respecto a aspectos muy importantes de su biografía y la literatura es tan amplia (más de 2.000 libros) que es imposible que todo sea verdad: hay inexactitudes, fantasías, mitificaciones...

De modo tal que los adeptos al drama histórico y al documental no van a salir en absoluto satisfechos de una película que se articula en tres ejes fundamentales: la vertiente política, las gestas militares y la relación de dependencia emocional de Napoleón respecto a Josefina de Beauharnais.

Eso implica que hay una evolución a lo largo de décadas que muestra la subversión de sus principios: de la revolución francesa a autocoronarse emperador; sangrientas secuencias multitudinarias en clave de guerra donde se muestra muy bien la faceta de estratega del soldado corso y también todo un arco que aborda el amor casi unidireccional que le profesaba a su esposa.

 

La película Napoleón, por cierto, fue producida por Apple TV+, si bien Scott ha peleado por un estreno en salas que hizo que los derechos se sortearan: cayeron en manos de Sony, que la trae a España y gestionará un lanzamiento que nos permitirá disfrutarla en IMAX. Y no merece menos, sobre todo por esas secuencias de alto voltaje en los campos de batalla.

Lo primordial de la cinta es, ante todo, que quiere ser un estudio de personajes por encima de un biopic ceñido a los hechos ampliamente aceptados y difundidos. Algunos de los pasajes, de hecho, son pura ficción, pero donde más encaja es en el plano íntimo,  documentado por medio de la correspondencia conservada y la prensa de la época. 

La sonora infidelidad de Josefina que hizo regresar a Bonaparte de Egipto, su tormentosa relación y todas la inseguridades de un hombre tremendamente poderoso que jamás consiguió lo que su amada tenía: el favor de la gente, que la había apodado "la buena", el carisma y el encanto que le abría todas las puertas.

Olvidaos de los grandes retratos, de las gestas y la enorme ambición. Aquí asistimos al ascenso y caída de un hombre único en lo bueno y en lo malo: con todas sus inseguridades, sus problemas y el conteo aproximado de sus numerosas víctimas.

Hay un foco enorme que apunta en una dirección: dar luz a desmanes que dan fe de su relevancia histórica sin dejar de lado una feroz crítica a su falta de escrúpulos y su incapacidad para reconocer un error. Un ego a prueba de bombas en ciertos aspectos que se derretía como la mantequilla en presencia de la mujer que sí logró gobernarlo... incluso después del divorcio.

Y ojo a Vanessa Kirby porque su simbiosis con Phoenix es de otro planeta... y eso que se incorporó bastante tarde al rodaje. Ella le aporta al personaje todo lo que necesita para brillar y se compenetra muy bien con él, al punto de que dan ganas de saber mucho más de ella.

Si en Saben aquell íbamos a ver a Eugenio y descubríamos a Conchita, aquí vamos a ver a Napoleón y descubrimos a Josefina. No pueden ser proyectos más diferentes, pero eso lo comparten.

Napoleón (2023) - Josefina (Vanessa Kirby) y Napoleón (Joaquin Phoenix)

Conocidas las intenciones, la forma es quizás lo peor de Napoleón: el desfile de personajes, situaciones e hitos hace que sea un carrusel de estampas en movimiento donde los secundarios apenas tienen espacio para respirar (ni los espectadores para procesar).

Y aunque las imágenes son potentísimas y los protagonistas tienen momentos de absoluta genialidad, la película avanza como un tren que puede llegar a arrollarte.

El montaje tiene sus problemas que van desde lo más pequeño (errores de raccord más o menos notorios derivados a menudo de las improvisaciones de Joaquin Phoenix) hasta ciertos cambios de secuencia abruptos en los que las imágenes casan regular y el cambio de luz es una patada en los ojos.

Por otra parte, Scott tiene claro que quiere hacer su historia atractiva e introduce a veces un humor desconcertante: hay algunos histrionismos y teatralidades que contrastan con el tono del resto de la cinta. 

Al lado de todo lo que ofrece la película pueden parecer minucias pero llama la atención el esfuerzo puesto en momentos bárbaros, la factura de cuadros de imagen que parecen verdaderas obras de arte y la falta de pulido de detalles finales así como las salidas de tono.

Napoleón no es ni la peor ni la mejor película de Ridley Scott, pero desde luego se merece un visionado en la pantalla más grande posible... y quién sabe si veremos algún día la versión ampliada dado que ha habido metraje que se ha quedado fuera del corte del director.

VALORACIÓN:

Napoleón es una película algo irregular pero no por ello menos disfrutable, con imágenes de las que se clavan en la memoria y unos altísimos valores de producción. No es el mejor trabajo de Ridley Scott pero desde luego requiere verla en pantalla grande, donde poder disfrutar tanto de sus virtudes como de sus defectos.

LO MEJOR:

La recreación de las batallas es espectacular; el trabajo de Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby, también y el diseño de producción superlativo.

LO PEOR:

El montaje le pasa factura a una película que recorre un periodo demasiado amplio de tiempo, incluso con algún que otro fallo de raccord.
Hobby

75

Bueno

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