Crítica de Norberta, una comedia amable y pícara

Las productoras de Truman y Sentimental vuelven a la carga con Norberta, una película transparente, de apenas 88 minutos de duración y en la que no hay pliegues negativos: es una comedia amable, humana, sencilla y con un puntito de originalidad.

En realidad la premisa principal nos retrotrae al cine español ligado a la picaresca, pero pronto comprendemos que lo que nos quiere contar Norberta, no tiene nada que ver con el mundo del crimen (aunque haya surrealistas atracos), sino más bien con el desarrollo de la identidad de género, la asunción de la misma y su reivindicación en sociedad.

Son dos temas que hasta ahora se han llevado como el agua y el aceite, pero Sonia Escolano consigue, desde el guión, ligarlos con buen tino para aligerar la carga dramática valiéndose de ese particular marco.

Norberto y María son un matrimonio que se quiere y llevan compartiendo aventuras y desventuras toda una vida. Viven en un barrio obrero con el dinero justo para ir tirando y pagando las facturas del día a día: la residencia de la abuela, la matrícula de la nieta, los préstamos de los familiares y amigos...

Para ello tienen una ocupación bastante especial: se dedican a dar palos a mano armada, aunque nunca le han hecho daño a nadie. Norberto se disfraza de mujer para no despertar sospechas y atraca una gasolinera de cuando en cuando mientras María le espera para salir disparados.

Sin embargo, un buen día, Norberto se da cuenta de que su afición por vestirse de mujer va más allá de su estrategia. Se siente mujer y solo es ella misma cuando se viste y comporta como tal.

El impacto en María es inmediato: no sabe cómo asimilar semejante cambio y le cuesta comprender la situación. Será su nieta, mucho más abierta de miras, quien les hará comprender a ambos que no hay nada malo en lo que le pasa y que solo hay que aceptarlo con naturalidad.

Hora de ir apartando tabúes

El punto fuerte de la película es su humanidad y la forma en la que rebaja el tono para que no haya nada sórdido o pervertido en el metraje. Trata el tema de una forma muy blanca y amable, alejándose del tono de otras muchas series y películas que solo recalan en los casos de personas transgénero desde el melodrama y el efectismo.

Norberta hace otra cosa muy bien: ambientar su historia en una familia de clase media-baja, pero en la que hay un fuerte grado de cohesión. El trabajo de dirección de actores es muy bueno y los dos protagonistas principales, Luis Bermejo, Adriana Ozores, realizan una labor impecable para trasladar la verdad de sus personajes. 

A ellos hay que añadir un plantel de secundarios bien interesante en el que destacan Mariona Terés, María Romanillos, Adelfa Calvo, Carme Balagué, María Lanau, Ramón Agirre, Xavier Deltell y César Tormo. Son un amplio abanico de personajes que vienen a enriquecer la estampa y que, cada uno en su momento, tienen su importancia en la historia.

Norberta es una producción muy modesta, pero no requiere más recursos que aquellos con los que cuenta: lo más importante es, por un lado, la implicación de los actores y por otra, la caracterización de Bermejo y los cambios que hay en "él" a medida de que toma con conciencia de que es y siempre ha sido "ella".

Así que, ya se ve, no es incompatible abordar la comedia costumbrista con otros temas diferentes y menos trabajados en nuestra cinematografía. Es a fin de cuentas una feel good movie amable y simpática pero pertinente y muy natural que deja constancia de que se puede hablar de los sentimientos de forma agradable y cordial, sin hacer añicos a los personajes por tomar decisiones controvertidas.

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