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Crítica de Los que se quedan (The Holdovers), un clásico antinavideño instantáneo

Los que se quedan

Crítica de Los que se quedan (The Holdovers), la nueva película de Alexander Payne protagonizada por Paul Giamatti, Dominic Sessa y Da'Vine Joy Randolph. Estreno el 3 de enero de 2024.

Alexander Payne, el director detrás de la fantástica Nebraska, vuelve a llevarnos a paijsajes nevados con una narración bien distinta en Los que se quedan. Tras su paso por los festivales de Telluride, Toronto y Londres, llega a las salas españolas de cine este drama cómico que narra la singular convivencia de un profesor con varios alumnos del colegio durante las vacaciones de Navidad.

A decir verdad, es bastante probable que sea una película que se convierta en un clásico antinavideño tan pronto como se estrene. A fin de cuentas, trata de una relación que se forja a la fuerza, cuando se ven obligados a estar juntos... lo que les llevará precisamente a comprender que tienen en común más de lo que creen.

Paul Hunham (Paul Giamatti) es, probablemente, el profesor menos popular de una escuela de élite estadounidense: no le gusta a sus alumnos, ni a sus compañeros, ni al director, quienes encuentran exasperante su rigidez. Ha dedicado su vida entera a su profesión y está dispuesto a seguir aplicando la misma disciplina con la que él se formó en las mismas aulas en las que imparte clase.

Sin familia ni lugar adonde ir durante las vacaciones de Navidad de 1970, Paul permanece en la escuela supervisando, muy a su pesar, a los estudiantes que no pueden viajar a casa. Después de unos días, solo queda uno de ellos: un chico de 15 años con problemas llamado Angus (Dominic Sessa). Se trata de un buen estudiante cuyo mal comportamiento siempre lo sitúa al filo de la expulsión.

 

Junto a Paul y Angus queda varada allí la jefa de cocina Mary (Da'Vine Joy Randolph), una mujer afroamericana que atiende a los muchachos privilegiados mientras afronta un duelo que le rompe el corazón: su hijo ha fallecido recientemente en Vietnam.

Estos tres náufragos tan diferentes forman una extraña familia navideña que comparte cómicas desventuras durante dos gélidas semanas en Nueva Inglaterra. El verdadero viaje consiste en ayudarse mutuamente y comprender que no están en deuda con su pasado, sino que pueden elegir su propio futuro.

Los que se quedan es una película de una gran sensibilidad que consigue mostrar cómo se va forjando la camaradería entre estos extraños compañeros de viaje que, a priori, parecen tan distintos entre sí.

En este sentido, el reparto es una de las grandes claves de la película, con Giamatti como maestro de ceremonias con el que el debutante Sessa (gran fichaje) y Randolph forma una terna excepcional.

La película funciona muy bien gracias a un libreto repleto de líneas de diálogo agudas, golpes de humor afilado y algún que otro giro de guión final que te hace replantearte lo que habías dado por sentado de los personajes. En este punto hay que decir que David Hemingson (Whiskey Cavalier) sabe sorprender y construir toda una serie de situaciones muy humanas.

El aspecto de la película también es peculiar: nos hace viajar a los 70 a nivel estético, desde los títulos de crédito iniciales, escogiendo la relación de aspecto de pantalla y añadiendo grano a la imagen en postproducción puesto que, a pesar de su aire retro, se rodó enteramente en digital.

Y ese amor por el detalle se trasluce en muchos aspectos de la película, como la forma en la que se muestra la calificación R al inicio... 

Por el camino, esta película de 133 minutos de duración (que acusa en ciertos momentos el exceso de metraje, la verdad sea dicha), aventura muchos temas interesantes como la diferencia de clases entre los alumnos, los problemas de salud mental que siempre se tratan de ocultar y la importancia de tener referentes, pero también personas que te apoyen cuando lo necesitas.

En suma, evitar prejuicios, etiquetas reduccionistas y aprender a darse a los demás... siguiendo la premisa de Cicerón de que "No nacemos solo para nosotros mismos", de la que nos habla la película. No, Los que se quedan no es una película navideña, ni falta que hace, porque se salta todas las normas para resultar cálida y reconfortante esquivando tópicos y sensiblerías.

VALORACIÓN:

Los que se quedan es una película hecha con mimo que, si bien no llega al nivel de otras obras superiores del director, sí que consigue un cierto efecto reconfortante de hacernos reconectar con la humanidad que desprenden los personajes. Se les coge mucho cariño.

LO MEJOR:

Las interpretaciones, el guión y la apuesta visual. El buen balance de drama y comedia.

LO PEOR:

Está algo pasada de metraje y no termina de profundizar en ciertos temas que requerían más atención.
Hobby

78

Bueno

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