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Crítica de La reina Carlota: una historia de Los Bridgerton, que solo contentará a los fans

La reina Carlota: una historia de Los Bridgerton

Crítica de La reina Carlota: una historia de Los Bridgerton, el spin-off de la serie centrado en la juventud del personaje que ya puedes ver en Netflix. Estreno 4 mayo.

Si Star Wars tiene sus historias aledañas a las de los personajes principales, ¿por qué no iban a tenerlas los personajes de Los Bridgerton? A fin de cuentas la producción de Shondaland tiene su propio universo ficcional, tremendamente exitoso, en Netflix gracias a la libre traslación de las novelas de Julia Quinn.

La reina Carlota es el primer spin-off derivado de la serie madre, cuya tercera temporada se estrenará previsiblemente pronto en la plataforma de streaming y de la que ya tenemos algunas primeras informaciones e imágenes

Está compuesta de seis episodios; los cinco primeros de una hora de duración y el sexto de hora y media. A lo largo de este metraje la serie se mueve en dos planos temporales: el pasado, desde el momento en el que Carlota de Mecklemburgo-Strelitz se embarca junto a su hermano hacia Londres.

Adolfo ha cerrado un pacto de matrimonio que la unirá a Jorge III con la idea de engendrar un heredero para la corona inglesa. Y los ánimos están caldeados en la corte puesto que el color de su piel es recibido con gran reticencia por parte de la princesa Augusta, que se apresura a cambiar la política de la casa real para complacer a los familiares de color.

 

Décadas más tarde, ya completamente asentada en su cargo, Carlota se enfrenta a un nuevo problema: conseguir que alguno de sus hijos (trece adultos ya en total de los quince que llegó a gestar), conciba un hijo legítimo que continúe con su estirpe.

Adicionalmente conoceremos a una joven Lady Danbury que consiguió ascender a nivel social y hacerse un hueco como una de las más leales consejeras de la reina.

Cualquier parecido con la realidad, pura coincidencia

A estas alturas, con la experiencia que tenemos, pedirle visos de realidad a La reina Carlota es absurdo: lo que vende esta franquicia en gran parte un envoltorio fastuoso para historias más o menos sencillotas en las que hay un toque de morbo y romanticismo a espuertas.

La fórmula se sigue escrupulosamente y hay hasta un aviso inicial de que es una ficción basada en personajes reales por si alguien se despista y pincha pensando que va a ver algo con ambición histórica.

También hay en ella alto de bicefalia: pretende vendernos la liberación de la mujer y la diversidad étnica en una época que no corresponde, pero superadísimos ya los anacronismos que son marca de la casa, toca juzgar la historia en sí y no tanto su apego a la realidad. Que algo tiene: es cierto que Jorge estaba aquejado de una enfermedad nerviosa y que Carlota era una amante del arte, por ejemplo.

En lo relativo al planteamiento narrativo, es una historia innecesariamente alargada en el tiempo: el cuarto episodio sin ir más lejos se dedica a recopilar lo visto en los anteriores añadiendo el punto de vista de Jorge (con lo que se supone que es una gran revelación aunque más bien es un secreto a voces) y el último, que dura lo que un largometraje, se hace bastante pesado.

La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton

Netflix

Aunque se trabaja bastante en la conexión emocional de Carlota y su distante marido hasta llegar a una conclusión en la que se hace gala de bastante sensibilidad hacia los problemas de salud mental, la elección del reparto de las versiones jóvenes de los personajes es bastante discutible. India Amarteifio y Corey Mylchreest no tienen química y sostienen a duras penas los momentos más dramáticos.

Esto hace que haya secundarios que se los comen con patatas: hablamos, claro está, de la sensacional Michelle Fairley (la inovidable Catelyn Stark de Juego de tronos) y la bellísima Arsema Thomas en el rol de la joven Lady Danbury cuya historia se antoja más humana y comprensible que las idas y venidas de la pareja principal.

De regalo, se suman la historia de la ya viuda Violet Ledger y el renacer de su apetito sexual así como algún que otro amorío en el extrarradio de la realeza que sirve para añadir alguna escena subida de tono (qué menos).

En resumen, La reina Carlota contentará a los fans de Los Bridgerton y seguirá suponiendo un colapso por hiperglucemia para los que no disfruten de los amoríos extradulces en pantalla. La serie ya está cómodamente asentada en el top 10 de los contenidos más vistos en Netflix y es de esperar que ahí se mantenga durante varias semanas.

VALORACIÓN:

Ligeramente superior a la serie madre por tratar de abordar temas algo menos frívolos, este spin-off/precuela aumenta las apuestas en lo relativo al diseño de producción, aunque también deje la misma sensación de que argumentalmente daba para más.

LO MEJOR:

El primoroso diseño de producción: han echado el resto para la creación del vestuario y el rodaje en interiores.

LO PEOR:

Te cuentan en seis horas y media lo que no da para más de dos horas: le sobran episodios enteros de relleno.
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Etiquetas: Netflix