Crítica de la serie true crime Por mandato del cielo, con un excepcional Andrew Garfield como protagonista

Los amantes del true crime tenéis una cita obligatoria en Disney+ que vía STAR estrena la producción de FX Por mandato del cielo (Under the Banner of Heaven). Se trata de una miniserie de siete episodios titulados “Cuando Dios era amor”, “El lugar legítimo”, “Rendición”, “Iglesia y Estado”, “El elegido fuerte y poderoso”, “Revelación” y “Expiación de sangre”.

Los episodios son largos, de unos 65 minutos de duración siendo el último el más extenso y abarcando la hora y media. En total, cerca de ocho horas de visionado que nos llevan a comprender, en toda su dimensión, el asesinato de Brenda Wright y su hija Erica en 1984.

La serie, creada por Dustin Lance Black (ganador del Oscar al mejor guión por Milk) está inspirada en el éxito de ventas de John Krakauer titulado "Por mandato del cielo: Un caso de fe violenta en el corazón de los Estados Unidos" en el que el autor nos desplaza al suburbio mormón de Salt Lake City de Utah para narrarnos un episodio sombrío de su historia.

El detective Jeb Ryre es una mormón convencido que se guía cada día por su fe. Un buen día se enfrenta a una llamada de teléfono que le abre el suelo bajo los pies: una mujer y su bebé han sido brutalmente asesinadas en su comunidad y le va a tocar a él, junto a su compañero Bill Taba esclarecer los hechos.

De primeras, lo más lógico es detener a su marido, Allen Lafferty, que forma parte de una de las familias más influyentes del lugar. Pero las conversaciones con él les llevan a reconstruir los hechos desde que Brenda conoció a su familia, dejando claro que no está implicado.

La incesante búsqueda de respuestas llevará a Jeff y a Bill a llamar a todas las puertas desenterrando muchos de los secretos de las colinas de Utah y dejando constancia de las heridas aún abiertas por un pasado oculto y un fundamentalismo que pasa por debajo del radar de las instituciones y crea ecosistemas tan tóxicos como endogámicos.

Preparaos para una buena inmersión en la comunidad mormoma estadounidense, lo cual como poco os planteará la inevitable necesidad de familiarizaros con un montón de siglas y de nombres de profetas que, a buen seguro, no habréis oído antes en vuestra vida.

Por mandato del cielo se ocupa de darle a toda esa información un contexto tanto histórico como social para que se comprendan los barros de los que emergieron esos lodos que terminaron con la vida de dos personas a mediados de los 80.

Sin embargo, no estamos ante una serie que reniegue de la fe o que se ocupe de ponerla en la picota a toda costa: trata de ser muy respetuosa sin eludir la responsabilidad de señalar los conflictos morales, las tergiversaciones, los cruces de intereses (económicos, materiales, sexuales) que hay detrás de actos tan brutales como estos.

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A su favor un elenco entregado, un montaje dinámico y una pareja de investigadores con una química brutal como son Andrew Garfield y Gil Birmingham. En ciertos aspectos es probable que incluso os traiga a la mente la primera temporada de True Detective, sobre todo por la implicación personal de uno de los investigadores y la forma en la que el caso le cambia la vida y hace que se tambalee su fe.

La familia Lafferty también está sustentada en portentosas interpretaciones de un reparto en estado de gracia compuesto por Sam Worthington (Avatar), Rory Culkin (Castle Rock), Wyatt Russell y Billy Howle. Este último tan convincente en su dolor que llega a generar auténtica empatía con el espectador.

Lo mismo cabe decir del reparto femenino con Daisy Edgar-Jones, Denise Gough, Adelaide Clemens, Chloe Pirrie y Sandra Seacat poniendo toda la carne en el asador para dejar claras también las implicaciones de todos estos hechos relacionadas con la visión de género.

El personaje principal acaba muerta por el hecho de ser inteligente, valiente y decidida mostrando menos sumisión de la que se espera por su parte.

Pero probablemente una de las fortalezas más interesantes de la serie es que mantenga en todo momento un punto de elegancia: hay amenazas, violencia soterrada y manifiesta, abusos y comportamientos extremos, pero a menudo el guión se decanta por insinuar antes de mostrar todo esto con toda su crudeza, lo cual se agradece.

En suma, Por mandato del cielo es una serie muy recomendable. Puede que sea casi extraordinario que una materia tan farragosa haya recibido un tratamiento tan minucioso para hacer el argumento comprensible. Con sus fallas, como esos teatralizados flash-backs en los que todo parece de cartón-piedra, hay que reconocer que engancha y es bastante consistente.

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