Crítica de Star Wars: The Acolyte episodios 1 y 2 - La Fuerza es intensa en el nuevo thriller de la saga

No hemos tenido que esperar demasiado, pero los miércoles de Star Wars están de regreso en Disney+. Apenas un mes después de que Star Wars: La remesa mala concluyera con su tercera temporada, la saga vuelve a la plataforma, esta vez en acción real.

Las próximas semanas, Star Wars: The Acolyte nos acompañará cada miércoles con nuevos episodios que nos llevarán a una era apenas explorada en el audiovisual: la Alta República, que principalmente se ha profundizado en ella a través de cómics y novelas de la línea editorial The High Republic.

Al frente de la serie —y de los dos primeros episodios en que nos vamos a centrar hoy— tenemos a Leslye Headland, creadora de Muñeca rusa, que se atreve a conducir la saga a ese terreno inexplorado. ¿Le habrá ido bien la empresa?

Hoy, en HobbyCine, te traemos la crítica de los dos primeros episodios de Star Wars: the Acolyte, que llegan mañana a Disney+ para dar comienzo a la nueva serie de la saga.

Puedes leer sin temor a spoilers hasta que indiquemos que empezaremos a abordar el episodio con detalle en la última sección, donde sí hablaremos de aspectos de la trama.

El principio del ocaso de los Jedi

Star Wars: The Acolyte nos lleva al periodo tardío de la Alta República, una era en que la luz de la Orden Jedi guio la galaxia a través de una paz duradera que, si bien tuvo conflictos menores, se alejaban mucho de las grandes guerras del pasado, y las que estaban por llegar.

Pero la propia luz de los Jedi ha cegado a la Orden ante muchos desafíos que se mueven entre las sombras y amenazan con poner fin a esta época de prosperidad y estabilidad.

No obstante, vamos a encontrarnos una Orden fuerte y reputada en todos los confines de la galaxia, mucho más de la que veremos un siglo después en Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma. 

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Con esta premisa, un asesinato sacude con virulencia a la Orden Jedi, especialmente por el origen de la asaltante, que ha demostrado ser sensible a la Fuerza. La serie nos sumergirá en la investigación para atrapar a la responsable y dilucidar quién la ha adiestrado.

Estamos ante dos episodios razonables en términos de duración, 41 minutos el primero y 36 el segundo. Eso sí, ambos distribuyen bastante bien ese tiempo de ejecución y tienen la capacidad de contarnos un poquito de todo sin afectar al ritmo.

El largo hilo de las precuelas

Ya avisaba Leslye Headland hace tiempo de que Star Wars: The Acolyte iba a tener muchas conexiones con las precuelas. No vamos a entrar en detalles de la trama, pero sí encontrarás muchas referencias sonoras en la banda sonora conducida por Michael Abels.

Algo que no todas las producciones de Star Wars de la era Disney han mantenido, pero que Headland ha tenido a bien conservar en la serie, es el barrido entre escenas tan característico de las películas cuando George Lucas era quien mandaba. También recuperamos los créditos finales con el estilo clásico de la saga.

El elenco que encontramos en estos dos primeros episodios, tanto protagonistas como las apariciones más puntuales, es bastante solvente. Amandla Stenberg se lleva buena parte del protagonismo, claro, pero Dafne Keen, Charlie Barnett, Lee Jung-jae y Manny Jacinto contribuyen en gran medida en que pueda lucirse.

Sí que hay alguna escena de acción en la que canta un poco la coreografía, especialmente en el primer episodio, pero no será, ni de lejos, lo más horrible que hayas visto en la franquicia. Además, desde que ser Obi-Wan Kenobi se permitió el lujo de girar sobre sí mismo de forma ultralenta, dando la espalda a Vader durante más de un segundo, todo vale y es canon.

Star Wars: The Acolyte arranca bien a la hora de construir el mundo que nos acompañará en las próximas semanas y a los diferentes personajes que veremos en la trama. Hay algunos destellos argumentales y visuales de Star Wars: Caballeros de la Antigua República, aunque alguno más veremos próximamente.

La serie incluye algunos giritos que no vamos a tardar en ver, aunque pueden gustarte más o menos, pues ya es algo bastante subjetivo. De cara a la historia, funcionan, aunque no sean la cosa más innovadora del mundo.

ATENCIÓN: A partir de este punto, puedes encontrar spoilers de los dos primeros episodios de Star Wars: The Acolyte. Si no quieres saber detalles de la serie, recomendamos que dejes de leer aquí.

La dualidad de la Fuerza

Pues arrancamos la aventura con dos episodios que sirven como planteamiento de lo que está por venir, pero en muchos sentidos son un aperitivo. Servidor ha visto hasta el cuarto y, con algo de retrospectiva, creo que estos dos primeros episodios debían haber incluido parte de la información que veremos más adelante.

Pero como no tengo intención de chafarte los episodios 3 y 4, vamos a centrarnos en estos dos primeros, con esta oleada de asesinatos que, en esencia, es una vendetta contra la Orden Jedi.

Vemos que la persona que adiestró a Mae empuña un sable de luz rojo. ¿Es un sith? No necesariamente, pero por ahora vamos a colocarlo en el corralillo de los "podría". En la era de la Alta República, los sith llevan bastante "extintos", aunque, como bien sabes, las apariencias engañan, y Palpatine terminará demostrando que los sith son como la moda, siempre vuelven.

Está claro que Leslye Headland sabía lo que hacía al fichar a Carrie-Anne Moss como la maestra Indara, porque su secuencia de combate con Mae es, en esencia, Morfeo contra Neo en Matrix. Bueno, Morfeo no termina igual, pero seguro que entiendes nuestro planteamiento.

Esa escena se resuelve un poquito de aquella manera: es  algo difícil creer que una maestra jedi caería en una estratagema tan previsible. También es la escena donde más se nota el tema coreografía.

El primer episodio es muy variado y se permite explorar a buena parte de los personajes con un planteamiento dosificado muy bien llevado. Y te aseguro que no es fácil cuando hay tanto personaje implicado.

Ahí tenemos a los neimodianos para hacer ese guiño a la trilogía de las precuelas y a cómo un siglo antes ya se decantaban por los droides y por despreciar la vida de todo el mundo si redundaba en sus beneficios. También deja claro por qué Qui-Gon Jinn decía aquello de "los de la Federación son cobardes".

Serie de Star Wars: no podía faltar el droide para vender juguetes como churros. En este caso, el elegido es PIP, que en esencia es un multiusos portátil para salvar el día en cualquier situación, aunque más fácil de llevar que una unidad R2.

El episodio 2 va más al grano, pero incluye, entre otras cosas, una alusión al código sith ("La paz es una mentira") que hará sonreír a los fans de la Antigua República.

La investigación es más "lineal" y Jecki Lon (Dafne Keen) y Qimir (Manny Jacinto) se convierten en los encargados del alivio cómico, pero no saturan en exceso, uno de los aspectos más criticados de la trilogía de las secuelas.

La estrategia de la "gemela malvada" te puede gustar o no, pues ambos argumentos son perfectamente válidos, pero habrá que ver cómo se construye esa historia. En Star Wars gusta mucho la dualidad, y esta narrativa sirve bastante a ese principio. Ambas han hecho sus vidas dando a la otra por muerta, pero ahora les toca afrontar la realidad.

El episodio termina con un señor rugido en Shyriiwook para presentar a Kelnacca, pero solo nos dan un anticipo de lo mala bestia que es un wookiee jedi. Si no conviene soliviantar a un wookiee, imagínate a uno que, encima, usa la Fuerza.

No ha sido un mal arranque de serie, pero lo importante en un thriller es la evolución. La presentación está bien, ahora toca el desarrollo, el ritmo del mismo y, posteriormente, su resolución. El miércoles que viene tendremos el episodio 3 de Star Wars: The Acolyte en Disney+ para comprobar si la cosa continúa por el buen camino.