Crítica de Terapia sin filtro (Shrinking), la nueva comedia de Apple TV+ con Jason Segel y Harrison Ford

Apple TV+ aumenta su oferta de comedias con una nueva serie que arranca su emisión hoy mismo con sus dos primeros episodios: Terapia sin filtro (Shrinking). Se compondrá en total de diez que irán lanzándose a razón de uno por semana hasta completarse el próximo 24 de marzo. Entre sus virtudes, su corta duración, que ronda los 35 minutos de media por capítulo.

Viene con varios avales importantes como son un guión capitaneado por el ganador del Emmy Bill Lawrence, el actor y guionista de Ted LassoBrett Goldstein y el propio Jason Segel (Cómo conocí a vuestra madre), que protagoniza la serie junto al veterano Harrison Ford en una de sus contadas incursiones en el formato televisivo. Un lujo tenerlo aquí, sin duda.

Terapia sin filtro supone además la segunda colaboración de Segel con Apple TV+ dado que protagonizó El cielo está en cualquier lugar en 2022. 

Los guardianes de la Psicología

Jimmy es un hombre que está pasando por el peor momento de su vida. Tras perder a su esposa, no tiene ni idea de cómo lidiar con su hija adolescente, a punto de terminar la escuela secundaria, y mucho menos cómo afrontar su trabajo porque, sorpresa, es terapeuta.

Se puede decir que sufre el Síndrome de desgaste por empatía y que se siente tan bloqueado como sus propios pacientes porque carga con una mochila muy pesada. Esto le llevará a romper las reglas más elementales de su profesión, hablando con ellos de su vida personal e imponiéndoles ciertas terapias alternativas que definitivamente se alejan de la ortodoxia.

Dejando a un lado las formas y la ética profesional, se atreverá a ser del todo sincero, descubriendo además que no solo ellos se benefician de la situación sino que su propia vida, cambia. Aunque, claro, por el camino se va a meter en unos cuantos líos.

El primero lo tendrá con su compañero Paul, un experimentado y distante compañero muy celoso de su intimidad y poco dado a los excesos sentimentales que intentará hacerle espabilar y retomar el contacto con su hija.

También chocará de frente con su vecina Liz, que durante todo el tiempo que él ha estado "ausente", lidiando con el duelo de forma egoísta y tocando fondo, se ha hecho cargo de ella de forma desinteresada.

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¿Una serie demasiado "moñas"?

Lo primero que sorprende de Terapia sin filtro es el enfoque porque desde luego no está concebida como una comedia al uso a pesar de todas las pistas que nos dan al respecto: la personalidad algo naif del protagonista o el potencial de los líos en los que puede meterse con sus pacientes, cada cual con sus propios problemas (ataques de ira, conductas violencias o bajas autoestimas).

Hasta la duración de los episodios parece obedecer a la idea de que el humor va a ser el punto fuerte de la serie. Sin embargo, es bastante más dramática de lo esperable y los gags, que los hay, no terminan de ser lo suficientemente chistosos, sobre todo cuando se introducen con calzador bromas étnicas.

Ciertos personajes, por otra parte, resultan demasiado estereotipados: el amigo gay divertido con mucha pluma o la hija distante son leit motivs tan trillados en los dramas estadounidenses que cuesta entrar en la serie.

A su favor lo que cuida el aspecto humano y la ruptura de lo que parece ser la relación arquetípica de terapeuta-paciente para poner de manifiesto que no somos contenedores estancos, sino que por medio de la interacción, el diálogo y la sinceridad se puede alcanzar el bienestar emocional. Hay unas cuantas lecciones de vida bien interesantes para tenerlas presentes.

Terapia sin filtro es una propuesta repleta de buenas intenciones a la que le falta frescura y naturalidad en el sentido del humor. Traza muy bien los conflictos y los entreteje con acierto, aunque le falta el punch de llegarnos al corazón por medio de la risa.

Con una primera temporada en la que todo esto ya queda establecido, hay mucho margen de mejora de cara al futuro para afinar la fórmula a la que tampoco le vendría mal añadirle una banda sonora con más personalidad. La premisa de tocar fondo y coger perspectiva para empezar a avanzar puede ser incluso inspiradora para quien lo esté pasando mal.