Crítica de The Umbrella Academy temporada 4 - Un justo final para los adictos a los apocalipsis de Netflix

Hay ciertas series de televisión a las que se les tiene un cariño especial, por el mero hecho de que te han acompañado durante años y te han llevado de la mano en algún acontecimiento. 

En nuestro caso, el "matrimonio" con Netflix ha ido siempre acompañado primero por Stranger Things y después por The Umbrella Academy, una serie que asombró allá por 2019 con su primera temporada.

Ahora, la temporada 4 de The Umbrella Academy pone el broche final a una dilatada trayectoria de cinco años, si bien hay que tener en cuenta que ya han pasado dos desde esa temporada 3 que tan buen sabor de boca nos dejó.

 En esta última tanda, solo 6 episodios (frente a los 10 habituales, muy probablemente para ahorrar costes) se encargan de dar carpetazo a las aventuras de los alumnos de sir Reginald Hargreeves.

Un muy necesario resumen inicial nos pone en situación: Viktor, Klaus y compañía han terminado en una nueva línea temporal donde, esta vez, ni siquiera tienen poderes. 

Aunque parece la oportunidad definitiva para que cada uno construya su propia vida al fin, pronto una extraña organización fanática llamada los Guardianes parece ponerlo todo en jaque.

Estos guardianes creen que un gran acontecimiento llamado la Limpieza está a punto de llegar. Ni qué decir tiene que el concepto multiversal está más presente que nunca, pero más como trasfondo argumental que como mecanismo para la acción.

Frente a los protagonistas habituales y ya sin la academia Sparrow de por medio, los nuevos villanos son los cabecillas de los Guardianes, los doctores Gene y Jean, interpretados por un siempre genial Nick Offerman (The Last of Us, Parks & Recreation) y Megan Mullaly (Will y Grace). Dato curioso: ambos están casados en la vida real y esa química se nota en pantalla.

Sin duda, ellos son el añadido más disfrutable de una temporada que resulta satisfactoria, pero que ha perdido ese factor sorpresa, ese "despiporre" que nos asombró, sobre todo, en las temporadas 1 y 3.

Y no es porque no estén los ingredientes principales: tenemos algunas coreografías de acción muy burras y creativas, siempre con ese ritmo videoclipero tan propio de la serie, así como misterios, drama y humor (buen giro para un Klaus que quizá ya se había pasado de esperpéntico), pero puede que, simplemente, ya estemos algo "inmunizados" ante esta fórmula.

Otro elemento que quizá resta impacto a la temporada es el hecho de que los personajes tengan que resetear sus poderes y, en ocasiones, cambiarlos por completo. En los 6 episodios, no da tiempo a que se entienda qué puede hacer en realidad cada uno y qué esperar de él, porque ni ellos mismos entienden lo que les está pasando.

Una vez más, las tramas amorosas y personales tampoco resultan muy interesantes, pero hay dos elementos, además de los villanos, que sí ayudan a que la temporada sea digna del recuerdo.

Por un lado, el concepto de la estación de metro que descubre Cinco, una que es puro Umbrella Academy por su concepto misterioso y metafísico. Ya la veréis. 

Por otro lado, la idea cada vez mayor de que esta es la temporada final y de que hay que dar carpetazo, siempre repasando todo lo que hemos presenciado en este viaje.

En ese sentido, hay reflexiones sobre la progresión de los personajes y sobre las personas que han ido conociendo que os harán sentir un buen pinchazo de nostalgia si habéis estado ahí desde el principio, incluso en la música (a ver quién recuerda dónde sonaba el tema final). 

Nos ha faltado algo más de homenaje a Cha-cha y Hazel, así como al memorable Pogo, pero las cavilaciones sobre Reginald son muy oportunas, por ejemplo.

Lógicamente, no vamos a deciros cómo acaba la serie, pero sí os confesamos que nos ha gustado mucho cómo las últimas frases que se escuchan resumen a la perfección el espíritu de "familia disfuncional, pero familia al fin y al cabo" de la serie. Sientes que pasa exactamente lo que tenía que pasar, aunque el clímax se precipite un poco al ser más corta esta temporada.

A nivel técnico, los efectos especiales están a un muy buen nivel y damos kudos por la arriesgada y loca propuesta del clímax en ese sentido, porque quizá en otra serie hubiera resultado demasiado rocambolesca, pero aquí, extrañamente, tiene sentido.

Así, la temporada 4 de The Umbrella Academy se queda por debajo de los notables e intensos acontecimientos de la temporada 3, pero consigue, con muy satisfactorio resultado, bajar el telón de una serie que merecía llegar al final y no caer en la "amenaza canceladora" de Netflix. En esta línea temporal, el legado de los Hargreeves ha tenido éxito.

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Etiquetas: Netflix