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Crítica de Vermin. La plaga, el intenso horror con arañas que hará que te pique todo el cuerpo

Vermin. La plaga
Foto del redactor Raquel Hernández LujánFoto del redactor Raquel Hernández Luján

Crítica de Vermin. La plaga (Vermines), la película de terror con arañas de Sébastien Vanicek que se alzó con el Premio especial del Público en Sitges. Estreno el 2 de febrero de 2024 en cines.

¡Una de bichos que merece, y mucho, la pena! Hacía años que no asistíamos al estreno de una película de terror centrada en la amenaza que suponen las arañas que no diera vergüenza ajena o lindara con el terreno de la serie B.

Sébastien Vaniček debuta en el largo con Vermin. La plaga (Vermines, en versión original), que se traduciría como "alimañas" y que viene por tanto a representar animales, normalmente dañinos, que es justo la forma en la que son tratados los personajes principales que pueblan esta historia, al situarse al margen de las convenciones.

¿Qué hace que su aspecto sea tan realista y dé tantísima grima? Que las arañas que aparen en la película son reales, según las declaraciones de los productores de la película y que el director dedicó buena parte de su preparación a filmar insectos y arácnidos. Esto hace que haya mucho de "natural" en lo que vemos, aunque evidentemente esté tratado con efectos especiales.

Punto de arranque: cruzar la línea de lo prohibido

Vermin nos presenta a Kaleb, un hombre que está a punto de cumplir la treintena y atraviesa una gran crisis personal: está siempre a la greña con su hermana mientras trata de superar la muerte de su madre y el distanciamiento con su mejor amigo.

Vive en un andrajoso apartamento que se cae a pedazos mientras se gana la vida vendiendo zapatillas de marca bastante caras, aunque nunca deja de soñar con montar su propio negocio y dar un servicio impecable a sus clientes. 

 

Apasionado de los animales exóticos, tiene un pequeño zoológico en su cuarto: ranas, ciempiés y otros insectos. Un día se hace con una araña exótica y venenosa que llama su atención... pero accidentalmente escapa y se reproduce a gran velocidad.

A medida que él, su hermana y sus amigos se percatan de la peligrosa situación y encuentran el foco del problema, serán puestos en cuarentena por las fuerzas se seguridad, quedando confinados mientras les aguarda una verdadera plaga arácnida.

Y ese no será su único problema: ciertos especímenes llegan a multiplicar por diez su tamaño convirtiéndose en gigantescos monstruos al acecho entre las sombras. Su único objetivo será encontrar una salida y escapar con vida.

¡Quita, bicho!

Vaniček acierta al mostrar los movimientos de las arañas tal y como son. De modo tal que esta película es lo último que necesita ver alguien que padezca aracnofobia, a no ser que quiera hacer terapia de choque intensa.

Por descontado, tiene una buena dosis de fantasía, porque la araña más grande que se conoce alcanza los 30 centímetros de largo mientras que en la película llegamos a ver especímenes gigantescos que llegan incluso a encararse a un vehículo.

Vermin. La plaga

ADSO Films

En el apartado de las debilidades encontramos la fotografía, muy oscura para enmascarar precisamente los esos efectos y que, si bien contribuye a crear misterio y momentos de gran tensión, solo se justifica en parte por las explicaciones que se derivan del propio argumento. Es decir, se le busca una lógica, pero no por ello deja de ser decepcionante a veces no poder ver con algo más de claridad.

Las interpretaciones están ajustadas a los personajes, con un reparto compuesto por caras jóvenes: Finnegan Oldfield (La emperatriz rebelde), Sofia Lesaffre (Memorias de París), Jérôme Niel (¡Vaya clase!), Théo Christine (Skam France) y Lisa Nyarko.

La película se ha rodado al nordeste de la capital francesa, en Seine-Saint-Denis, donde el director creció (se aprecia que conoce aquello de lo que habla). En general, tanto el elenco como la ambientación y la banda sonora de Vermin (muy urbana, con mucho hip hop) nos trasladan sin problemas a los suburbios parisinos. 

Y, lo más importante, nos ponen sobre aviso de que la película tiene una intención de lanzar un mensaje de denuncia social soterrado en el que las arañitas del demonio no son más que una alegoría de la forma en la que se trata a las personas de clase baja: como una plaga que solo molesta cuando se ve.

Son 106 minutos que sabrán apreciar bien los amantes del terror y el género fantástico: de hecho, se alzó con el Premio Especial del Jurado en Sitges y ha podido verse en un puñado de festivales similares que son el hogar natural de esta clase de producciones, que buscan ponernos los pelos de punta y terminar con picores por todo el cuerpo. Da lo que promete.

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VALORACIÓN:

Vermin cumple tanto como retrato de los suburbios como en el plano del horror derivado de las arañas, convertidas en alegoría de una realidad social subyacente. Un espectáculo, en suma, que no renuncia a lanzar mensajes comprometidos y que homenajea a un sector de la población relegado a las sombras.

LO MEJOR:

Consigue meterte el miedo en el cuerpo y tiene secuencias que dan una grima increíble. Adicionalmente desarrolla una historia social con miga.

LO PEOR:

La fotografía es bastante oscura, algo que se intenta justificar a nivel argumental, pero que le pesa a la película.
Hobby

75

Bueno