Resumen y análisis de La casa del dragón 2x07 - Alianzas selladas y exitosa cosecha de semillas

¡Caliente, caliente! Es hora de pisar el acelerador y ver estallar el conflicto, ahora que los bandos se han ido fortaleciendo. La casa del dragón 2x07 escrito por David Hancock y dirigido por Loni Peristere llega a Max como un puñetazo sobre la mesa, dejando claro de qué es capaz la ficción cuando pone toda la carne en asador.

Se trata de un episodio de 63 minutos de duración que sigue desarrollando el conflicto desde distintas vertientes: las guerras intestinas en el seno de los Verdes, con Larys confabulando para que Aegon coja fuerzas ante la imposibilidad de hacerse con el favor de un imprevisible Aemond, Alicent autoexiliada y los Negros recolectando semillas en Desembarco del Rey bajo sus barbas.

Resumen del episodio 2x07 de La casa del dragón

El episodio 2x07 empieza justo donde terminó el 2x06. Rhaenyra y Addam se ven las caras en la costa. Él se arrodilla ante ella y le dice que solo quiere aprender a ser un jinete de dragón y servir a su reina. 

Le explica que el dragón fue hacia él, que no fue nada planeado y que ha estado sirviendo en la casa Velaryon. Le oculta que su padre es Corlys. Se presenta como Addam de la quilla. Rhaneyra le pide que lleve a Bruma a Rocadragón.

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Syrax y Bruma en La casa del dragón 2x07 (3 imágenes)

Alicent recibe cuidados del gran maestre. Luego pide salir al bosque real sin séquito, con la aparente intención de quitarse de enmedio 

Larys se entera de que el dragón Bruma ha sido visto, por medio de Lord Jasper. Lo que desconocen es quién es el jinete. Entre tanto están llevándose a los instigadores de la revuelta al Muro.

En Rocadragón no saben tampoco quién es el jinete, pero Corlys aconseja escuchar a la reina, que se ausentará del consejo. Va directa a hablar con Mysaria. Se ve obligada a confiar en Addam porque necesita su ayuda.

Mysaria le dice que conoce al menos a cuatro hijos ilegítimos de sus antepasados Targaryen. Le sugiere que busque entre la plebe y no entre clases nobles, a fin de cuentas su propia familia la ha llevado a la guerra. Accede a reunir un ejército de bastardos.

Addam le pide a Corlys que le dé permiso para abandonar su tarea de armador, algo que hace de inmediato.

En Harrenhal, Daemon recibe la visita de Oscar Tully ahora que ha fallecido su abuelo Grover y, para su sorpresa, se encara a él diciéndole que en las Tierras de los Ríos son fieles a las promesas. Juraron lealtad a Viserys y reconocen a Rhaenyra como su heredera y a él como rey… consorte.

Daemon le pide que llame a sus banderizos a las armas pero él le dice que no será fácil porque teme que no reconozcan su autoridad por su juventud y porque le odian. Daemon le espeta que no necesita su amor, sino sus espadas. 

Salen del castillo para reunirse con los señores de las Tierras de los Ríos llamados para renovar sus votos de lealtad. El propio Oscar argumenta que no siente ningún afecto por Daemon que ha deshonrado a la corona y a sí mismo con su comportamiento, pero sigue convencido de renovar su juramento a Rhaneyra aunque deprecie a su consorte.

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Oscar Tully y Daemon en La casa del dragon 2x07 (3 imágenes)

Daemon le dice que le llame rey, pero Oscar se niega: se le acerca y le pregunta si quiere a su ejército o no.

Los Blackwood son los primeros en hincar la rodilla ante Oscar Tully. Él acepta el vasallaje de su casa, pero también dice que al ser el señor supremo de todas las casas de los ribereños sus crímenes contra los Bracken no pueden quedar impunes, aunque fueran alentados por el consorte.

Pide que su señor sea prendido y que el propio Daemon haga justicia, arrepintiéndose de su error. No duda en ejecutarlo de inmediato.

De vuelta al interior del castillo, Daemon tiene otra de sus alucinaciones y vuelve a imaginarse hablando con Viserys en sus últimos momentos, arrepintiéndose de haber portado la corona, algo que nunca deseó.

Aegon intenta volver a caminar, pero cae y se retuerce de dolor. El gran maestre hace lo que puede pero necesita la ayuda de Larys para devolverlo al lecho. Es Larys quien lo está forzando a trabajar duro para reponerse cuanto antes.

Corlys habla con Alyn y le pide que reúna una flota: la reina quiere embarcaciones en Desembarco del Rey y con soldados abordo. También le informa de que de jinete de Bruma es su hermano. Alyn no tiene mayores aspiraciones de ser lo que ya es.

Rhaena se aleja de Nido de águilas, emprendiendo un nuevo viaje. Vuelve a encontrar lugares calcinados por un dragón.

Alicent se encuentra con Rickard en el bosque. Le dice que se retira a descansar y que no sabe cuándo regresará a la ciudad: prefiere dormir en una tienda.

Jace le recrimina a su madre que esté buscando jinetes entre plebeyos. Ella quiere zanjar una guerra inútil y que él sea su heredero a su muerte pero él le preocupa que su pelo sea oscuro. Le pregunta si pensó en esa posibilidad cuando metió en su lecho a Harwin Strong.

Puede defender su legitimidad porque tiene un dragón, pero considera que va a robarle eso al abrir la posibilidad de que otros sean jinetes. Rhaneyra sufre, pero cree que no tiene otra opción. Jace está muy decepcionado.

Mysaria le entrega un mensaje a Alyn y le pide que lo entregue asegurándose de que llega a su destino, que no es otro que su contacto en Desembarco del Rey.

Hasta allí llega la noticia de que está buscando bartardos Targaryen para reclamar un dragón. Y llega a las tabernas hasta Ulf, pero también hasta el resto de los rincones de la ciudad, hasta Hugh, el hijo de una prostituta Targaryen: el hermano bastardo de Viserys y Daemon. 

Alicent sigue disfrutando de su libertad, en la víspera del estallido de la guerra mientras que Rhaenyra se enfrenta a las críticas por estar cometiendo una blasfemia poniendo a los dragones sagrados en manos de plebeyos. Le dicen que no son juguetes para poner a disposición de los hombres.

Sea como fuere, recibe en la corte a todos los que se han presentado para reclamar un dragón: Rhaneyra les arenga diciéndoles que el sufrimiento terminará si consiguen unir a dos jinetes y dos dragones a su causa: el enemigo se verá obligado a rendirse. Vermithor es el dragón más fiero: “la furia de bronce" es el más grande después de Vhagar y serça el primero en elegir.

Dragones y jinetes en activo en La casa del dragón T2

Rhaneryra lo llama en alto valyrio y se muestra ante todos los aspirantes. Ella le pide calma e incluso lo toca para calmarlo. Pide un voluntario. Se presenta un joven y lo dejan ante Vermithor. Alza la mano, pero el dragón lo incinera y siembra el caos.

El único que queda es Hugh. Vermithor quema o se come a los demás, aunque Ulf también consigue huir. Vermithor acepta a Hugh. Ulf, en su huida, llega al refugio de Ala de plata, que también lo acepta.

El Consejo Verde debate sobre la situación: Lord Ormund Hightower avanza lentamente pero hay buenas noticias: el dragón Tessarrion del príncipe Daeron ha empezado a volar y espera unirse a la campaña para hacer más fuerte el ejército Hightower.

Ulf realiza sus primeros vuelos a lomos de Ala de plata, presentándose en Desembarco del Rey para sorpresa de Aemond, que rápidamente va a por Vhagar para enfrentarse a él. Sin embargo deciden dar la vuelta. Ala de plata es demasiado veloz. Rhaenyra ha hecho llegar el mensaje de que está preparada para la guerra.

Épico desenlace a la vista

El elemento diferencial de La casa del dragón respecto a Juego de tronos es la cantidad de tiempo que pasan en pantalla los dragones y la escala a la que se muestran, de forma fotorrealista. Este séptimo episodio es aquel en el que más hemos podido disfrutar de ellos (con permiso del cuarto, en el que asistimos a una batalla aérea inédita).

Por otra parte, al fin las cosas se movilizan en Harrenhal: hay una nueva concesión a las visiones de Daemon, pero el personaje de Oscar Tully, interpretado magistralmente por el joven Archie Barnes, viene a ponerlo en su sitio y a obligarlo a responsabilizarse de sus actos.

Sí, el conflicto de los Blackwood y los Bracken ha quedado en un segundo plano (nos han escamoteado cada refriega) mostrando solo sus consecuencias, pero ahora ha quedado patente la importancia de lo sucedido y cómo va a afectar a las relaciones de Daemon con los ribereños y por ende, el daño que esto puede hacer al foco principal de la contienda. 

Ahora ya quedan sentadas las bases de quiénes entrarán en liza en episodio final de la semana próxima y hay en el aire mucho más que el premio de quién portará la corona: rencillas enquistadas, malentendidos arrolladores, traiciones irreparables, legitimidades en duda y un buen puñado de dragones que lucharán a sangre y fuego. Expectativas en alza.

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Etiquetas: Max