Resumen y crítica de La casa del dragón 2x06 - Una turba enfurecida y un nuevo jinete en el horizonte

¡Se está tomando su tiempo para alimentar el conflicto! La casa del dragón 2x06 escrito por Eileen Shim y dirigido por Andrij Parekh llega a Max con la intención de mantenernos enganchados una vez más, aunque se le ha pegado demasiado el carácter de crónica del libro y no nos está mostrando las batallas, tal y como esperábamos.

La serie acusa un ritmo muy lento (demasiado a veces), pero sobre todo el hecho de no desplazarnos a las contiendas y andar desvelando la información con el endeble recurso de los cuervos que llegan a Rocadragón. Nos guían las conversaciones de los personajes, pero son tantos que a veces cuesta seguir el hilo.

Resumen de La casa del dragón 2x06

El hermano gemelo de Tyland Lannister Jason, sigue reuniendo tropas: su plan es acabar con la gente de las Tierras de los Ríos y hacer honor al nombre de la Fortaleza Roja. Manda un cuervo a Desembarco del Rey para convocar a Aemond con Vhagar, solo así atacará Harrenhal, donde se encuentra Daemon. Cuando llega a manos del regente, monta en cólera.  

Aemond le dice a Tyland que tiene una misión para él: forjar una alianza con la Triarquía: está harto del bloqueo impuesto por la flota Velaryon y quiere azuzarlos contra la Serpiente de Mar. Es una jugada arriesgada porque no son de fiar y estarán muy cerca de Desembarco, pero Aemond insiste.

Respecto a Harrenhal quiere obligar a Daemon a batallar en dos frentes distintos para mermar sus fuerzas. Aemond se compromete a volar hasta allí en su dragones en el momento oportuno y enfrentarse a su tío si se atreve a desafiarlo.

Cuando se retira el Consejo Verde, Aemond le dice a Alicent que se quede y le espeta que no la necesita y que vuelva a sus quehaceres domésticos. 

En Rocadragón Corlys estudia el mapa mientras se une al Consejo Negro como Mano de Rhaenyra. Reciben a sir Steffon Darklyn a quien le cuenta su delicada posición. Rhaenyra ha perdido a Rhaenys y a Meleys, no tiene un ejército en tierra y ella misma no puede entrar en combate porque de ser atrapada o vencida todo estaría perdido.

Él le dice que le queda Daemon y Caraxes además de los ribereños, pero ella no confía en eso. Le dice que necesita jinetes para Vemithor, Ala de Plata y Bruma. Le pide a él que lo intente porque tienen lazos de sangre.

Él se siente honrado pero superado por la situación en la medida en que se siente solo un hombre, mientras que los dragones son dioses. Se arrodilla ante ella y le dice que honrará su promesa de lealtad intentándolo.

Daemon sigue atrapado en sus alucinaciones: imagina a Viserys en el trono de hierro, le espeta que si sigue pensando aquello de “heredero por un día”. Y que le duele que se riera de él. Le exilia del reino pero está agonizante en el trono. Cuando quiere salir de la sala, la puerta está cerrada. Viserys se quita la corona.

Simon Strong le abre, está preocupado por su salud, cree que no duerme suficiente. Damon lo amenaza con una daga y delirios paranoides: cree que puede estar compinchado con Rhaenyra.

Daemon decide irse y se encuentra con Alys Ríos. Ella le dice que lo que le atormenta es el fantasma de Harren el Negro desde la Torre de la Pira Real. Y que tiene a sus espaldas un buen historial: Rocadragón, los Peldaños de Piedra, Pestos, Harrenhal… Alys también le recuerda que hay cosas más antiguas que ellos en el mundo y que no es un jugador sino una pieza más en el tablero de juego. 

Considera que la corona no es un trofeo y que Rhaenyra, igual que Viserys, no deseaba la corona, quizás por ello la eligieron para el puesto. Daemon le pide ayuda a Alys: ella le dice que no haga nada, que el viento cambiará en tres días. 

Steffon Darklyn es llevado ante Bruma, que cede el cuello ante él: con sumo cuidado se aproxima con la intención de montar.  Pero en el último momento lo abrasa con sus llamas y él se raja el cuello para tratar de terminar con su sufrimiento, en vano.

En Marcaderiva, Corlys le pide a su hijo bastardo Alyn que se embarque con él como primer comandante. 

La gente corriente en Desembarco del rey está harta: pasan hambre mientras saben que en la Fortaleza Roja se están atiborrando con banquetes para celebrar el nombramiento del príncipe regente.

Rhaenyra le da una bofetada a lord Bartimos, un miembro del consejo que no para de hablar y recordarle que sus planes eran mejores.y menos arriesgados. “Es culpa mía que hayáis olvidado temerme”, le dice.

Va a ver a Mysaria que le cuenta que la gente está descontenta en Desembarco del Rey y tiene claro a quien culpar. Los rumores de descontento llegan a Aemond: hay hambre y malestar, pero él no le da demasiada importancia.

Larys se postula para ser Mano de Aemond pero él ve sus intenciones y ordena traer de vuelta a Otto, en quien confía. Aegon empieza a mejorar lentamente: recupera la consciencia y respira por sí mismo. Aemond va a ver a su hermano y ordena quedarse a solas con él. Aegon le dice que no recuerda nada. Le presiona las heridas para asegurarse de que va a seguir con ese relato. 

Rhaena se topa con las tierras arrasadas por fuego de dragón cerca de Nido de Águilas.Recibe la noticia de que será bien recibida con los niños en Pentos, pero no deja de pensar en ese dragón salvaje que está en la zona buscando comida: es Bruma, que se escapa tras carbonizar a su aspirante a jinete.

Addam y Alyn, los dos hijos bastardos de Corlys, hablan sobre la posibilidad de ser reconocidos, algo que les parece remoto.

Rhaenyra sigue buscando una solución a su situación. Jace le ha dicho que ha sido audaz, aunque no haya salido bien. Pero también que está siendo la comidilla del castillo paro abofetear a Bartimos frente a la Guardia Real. 

Le dice que necesitan a Daemon y a Caraxes. Mysaria va a verla y le dice que el regalo ha sido enviado. Se refiere a los barcos de los Rhaneyra, que llegan a la costa de Desembarco del Rey cargados de comida y marcados con el estandarte de su casa.

Alicent contempla preocupada a Aegon. Se suponía que había mejorado pero el maestre le dice que será un milagro que viva. Pregunta por las cartas enviadas a su padre a Altojardín y Antigua y todas las casas nobles del Dominio, pero no hay respuesta de Otto. De hecho allí ha llegado la guerra con los Baesbury alzándose en armas contra los Hightower en revancha por la muerte de su señor. 

Alicent va a hablar con su hermano Gwayne, por si sabe algo de su padre. Le pregunta también sobre su hijo Daeron para saber cómo es. Le dice que tiene 16 años y que es normal que no conteste sus cartas. Que es leal, astuto, capaz con el laúd y la espada y apuesto también: un buen chico.

La bondad no es parte de las cualidades de sus hermanos. Se despide porque tiene que partir con Criston de nuevo.

La gente de Desembarco de Rey sale en masa a por la comida que ha enviado Rhaenyra. La guardia real va a proteger a Alicent y Helaena que estaban en el templo. La turba está enfurecida y la guardia es brutal: le cortan la mano a un hombre y la gente se echa sobre ellas. Consiguen meterlas en el carro pero oyen cómo vitorean a Rhaenyra. Alicent incluso es herida en el drazo.

Aegon abusa del brebaje que le quita el dolor, pero le nubla la mente. Larys va a verlo y le dice que no volverá a estar entero, ni a correr y que tiene que preservar su mente, que es lo que le queda, como le pasó a él cuando nació con la pie zambo.

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Aegon en La casa del dragón 2x06 (3 imágenes)

Le adelanta que lo mirarán, que apartarán la vista y le subestimarán, lo que le dará ventaja. También le dice que su vida está en peligro ahora que reina su hermano. Aegon le pide ayuda.

Daemon consuela a su hermano, que llora la muerte de su esposa. Le pide perdón por no haber estado con él cuando le necesitaba y le dice que está con el ahora. Es otra de sus ensoñaciones.

Hay malas noticias de Aguasdulces: lord Grover está muerto: Oscar Tully es ahora el señor. Alys Ríos fue enviada para ayudarlo, pero no pudo hacer nada.

Bruma llega a Marcaderiva y amenaza a los pescadores. Addam se mete entre los árboles pero termina tropezando. El dragón se para frente a él.

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El Consejo Negro en La casa del dragón 2x06 (5 imágenes)

Mysaria le cuenta a Rhaenyra que han hecho un gran avance. Pero ella piensa que sigue necesitando a Daemon. Despreocupado y peligroso, así lo ve y así querría ser ella misma. Quería poseerla a ella pero no que ella le poseyera a él, de modo que teme que la haya traicionado. Solo tiene a Syrax y dos jóvenes dragones con los que no puede vencer a Vhagar y no tiene ejército.

Mysaria le recuerda que tiene la flota Velaryon y a sus tripulantes. Rhaenyra no cree que pueda ganar y si lo hace, ni siquiera considera que pueda reinar cuando ni su hijo confía en ella. 

Mysaria le cuenta que su padre abusaba de ella y la dejó embarazada. Cuando lo supo casi la mata, la dejó solo porque pensaba que estaba muerta y le dejó la cicatriz de no poder ser madre. Se prometió no confiar en ningún hombre, pero confía en ella y en su capacidad para ser reina.

Rhaneyra la abraza y terminan besándose. Son interrumpidas por un guardia real que les dice que Bruma ha sido visto en Puestoespecia con un jinete, aunque no le puede decir quién desde tierra. Rhaenyra monta a Syrax y va e su busca.

El largo examen de conciencia de Daemon

Traer de vuelta a Paddy Considine ha sido una buena jugada, pero la trama de Harrenhal se está haciendo interminable. Todas las ensoñaciones de Daemon le llevan a repasar los distintos momentos de su vida en los que no estuvo a la altura: a quiénes traicionó, decepcionó o dejó atrás en el camino. 

Pero quizás, lo más llamativo es que todas acaban igual: con Simon Strong trayéndolo de vuelta. El proceso es ya reiterativo y encalla el ritmo de los episodios puesto que la trama no avanza en esos momento. Daemon terminará perdiendo su carisma si sigue estancado.

La casa del dragón tiene que lidiar con un mapa enorme y con una galería de personajes muy extensa: los guiones manejan este circo de múltiples pistas lo mejor que pueden, pero siempre da la sensación de que, a pesar del ritmo pausado, hay que estar "haciendo deberes" para comprender la trama y las estrategias de unos y otros.

La acción se elide, premeditadamente, para poder ofrecer el gran atractivo diferencial de la serie: los dragones. Pero el coste es demasiado alto cuando estos apenas aparecen unos breves instantes.

El séptimo episodio tiene que apretar el acelerador. Hay una diferencia increíble entre un episodio como el cuarto y los dos siguientes, mucho más lentos. Necesitamos emoción, acción y no descuidar la escrupulosa y paulatina evolución de los personajes entre tanto.

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Etiquetas: Max